'007.

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Los dedos de Taehyung me acarician el rostro. Ha llamado a Dongil para hacerle saber que faltará a su turno de una a nueve de la mañana. Alcanzo a escuchar los refunfuños del hombre por lo bajo, con el teléfono contra su oído; Tae negocia con él. Le ofrece trabajar horas extra sin paga durante esa semana (muy a pesar de que le pido a airosos susurros que no lo haga), por lo que el hombre termina aceptando gustoso.

Se ha encargado, también, de trancar la puerta de la misma manera en la que yo acostumbro. Agradezco que lo haga y se quede conmigo —aunque preferiría que no tuviera que sufrir una sola consecuencia—, porque pasada la una y treinta de la mañana el asqueroso tipo golpea la puerta de mi habitación. Siento el miedo recorrerme; muere en forma de lágrimas contra el colchón y el pecho de Taehyung quien me abraza con la fuerza suficiente para lograr mover una montaña de lugar.

Siento cómo se retuerce por dentro ante cada puñetazo que el hombre pega en la puerta. Por un momento pienso que va a levantarse a enfrentarlo y el pánico se apodera de mí porque, por sobre todas las cosas, quiero que él esté bien. El imbécil aquel es capaz de hacer cualquier estupidez y yo no quiero perder lo único valioso que tengo en la vida. Me aferro con mucha fuerza y Taehyung comprende, por lo que echa raíces al lado mío y abraza mi cuerpo dándome besos en la cabeza con los susurros de "no pasa nada, estoy contigo" muriendo contra mi oído.

Por suerte, unos minutos después, los golpes paran. Supongo que se cansa o la euforia de lo que se ha inyectado se ha marchado y va a tirarse sobre su cama como una roca.

Ojalá no despertara nunca más.

—Sunie —Taehyung me llama. Yo me separo ligeramente y le miro con ojos brillantes. Su rostro está tan cerca mío que siento su aliento acariciarme la nariz—. Pidámosle a Jeff que te dé trabajo. Yo puedo quedarme contigo todos los días que no tenga turno nocturno y esperar a que salgas.

—¿Jeff? —susurro como si no comprendiera, parpadeando lento. Tae asiente.

—Tú puedes acompañarme cuando tenga trabajo en la tarde y yo te acompaño los días que no tenga turno nocturno. Y en nuestros días libres, si ambos trabajamos, podemos permitirnos rentar una habitación para dormir en un lugar seguro.

Suena tan serio y convencido que por un momento me olvido del dolor en el rostro y sonrío con los labios apretados. Su mano de largos dedos se escurre hacia mi cabello, retirando los mechones de mi rostro a la vez que se da la tarea de frotarme los hombros con suavidad.

—No tienes que volver a dormir aquí.

—Suena genial, Tae —cierro los ojos como respuesta a sus caricias y me escabullo hasta recostar el costado de mi cabeza contra la almohada. Él hace lo mismo; quedamos casi nariz con nariz por el reducido espacio de mi colchón individual.

—Sólo tenemos que cuidarnos mucho, ¿sí? —su tono se me antoja ligeramente más apagado—. Las cosas cerca de Buk han estado feas y no quiero que te pase nada.

—¿Feas? —cuestiono consternada y él asiente apretando los labios.

Al ver que no responde no pregunto más. Sé que me lo cuenta por un motivo y empiezo a suponer que aquello tiene que ver con el por qué no nos hemos visto por más de una semana. Alzo la mirada hacia sus orbes oscuros que me observan con intensidad, a profundidad. Llevo las yemas de mis dedos temblorosos a sus cejas y las acaricio, retirando a la vez los cabellos que amenazan con estorbarle en los ojos. El ritmo acompasado de su respiración me relaja casi al punto de hacerme bostezar, sin embargo lo evito pues no quiero perderme un solo gesto cuando que le tengo tan cerca de mí.

—Tae... —le llamo sin estar segura, pasándome la lengua por los labios luego de verle arquear las cejas en un mudo "dime"—. ¿Te ha pasado algo esta semana?

brats » bts; kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora