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Jeff está preocupado por mí.

Dice que soy demasiado transparente como para esconder el agotamiento y las ojeras bajo mis ojos. No sé si me habla en sentido figurado (respecto a la cuestión de "transparente" me refiero, pues la situación de las ojeras es un hecho innegable), pero hago un esfuerzo por hacerle notar que estoy bien. Y no es que finja o mienta, es que en realidad lo estoy. Lo único que ha cambiado en mi rutina es que descanso un poco menos a cambio de asistir a esas fiestas extrañas junto a Yoongi y Taehyung; juergas en las que vivimos y nos descontrolamos sin detenernos a pensar en lo que pasa a nuestro alrededor.

Porque verdaderamente a nadie le importa.

Dormimos de día y vivimos de noche. A estas alturas me parece extraño ver la luz del sol por más de seis horas seguidas. No es algo que no ocurriese antes, de todas maneras. Supongo que la diferencia recae en que ahora soy más consciente y, hablando con honestidad, me sorprende darme cuenta de las vueltas que ha dado mi vida en los últimos meses.

Mis pensamientos se frenan de golpe cuando el autobús se sacude al pasar sobre un bache y mi cabeza golpea ligeramente contra el vidrio de la ventana. Frunzo el ceño y sonrío con ligereza mientras siento cómo Taehyung aprieta nuestras manos entrelazadas buscando atraer mi atención.

—¿Estás bien? —pregunta sonriendo conmigo, con un bulto muy visible sobre su mejilla derecha. La paleta de uva ha provocado que sus labios estén un tono ligeramente más oscuro de su color natural y tiene toda la lengua tintada de morado. Río por la imagen mientras asiento con la cabeza. Taehyung se saca el caramelo de la boca y busca mis labios para dejar un pequeño beso sobre ellos.

Sabe dulce hasta literalmente hablando. Sonrío tranquila y vuelvo a recargar la cabeza contra el vidrio del camioncillo, esta vez con todo mi cuerpo enfrentando a Tae. Hasta ahora no hemos hablado de nuestra partida de Seo y él tampoco me ha contado de aquella conversación que tuvo con Yoongi un par de semanas atrás. Supongo que es algo así como un pequeño secreto entre ellos; sin embargo sé que debo echar las cartas sobre la mesa pues el día de nuestra supuesta partida se acerca.

—Tae... —susurro con delicadeza mirando nuestras manos entrelazadas. Él levanta las cejas en un gesto casi despistado para empezar a acariciar el dorso de mi mano con su dedo pulgar.

—¿Mh?

—¿De verdad vamos a irnos de Seo?

Subo mis orbes a su rostro. Está con ese gesto casi inocente que conozco muy bien: sus ojos grandes, las cejas enarcadas y los labios ligeramente entreabiertos. Se queda así un momento y vuelve a sacarse la paleta de la boca, pasándose la lengua para eliminar cualquier rastro de caramelo en ellos.

—Sí. ¿O ya no quieres, Sunie?

—No es eso —me apresuro a negar. Pongo mi otra mano sobre la suya que me acaricia, perfilando sus falanges con mis yemas—. Sólo me he puesto a pensar si es la mejor opción.

—¿Por qué no lo sería? —aprieta los labios con suavidad y encoge los hombros—. Jung es bonito. Podremos trabajar en algo mejor y nadie va a molestarnos.

Suena realmente convencido de sus palabras. Le observo a los ojos y no puedo evitar sonreír ante su gesto firme; me provoca ternura. Cuando Tae frunce las cejas y se muerde el labio de esa forma me parece la persona más dulce del universo.

—Voy a cuidar de ti —murmura dejando un apenas pegajoso beso sobre mi mejilla—. No tienes nada de qué preocuparte, ¿sí?

—Yo también quiero cuidar de ti, Tae —respondo, igual que él, en voz baja. Sus ojos brillan cerca de los míos y le veo ensanchar esa sonrisa tan bonita que tiene.

brats » bts; kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora