'010.

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La sombra de Yoongi se mueve frente a nosotros, marcando un camino que lejos de parecer guiarnos a la luz, nos hunde entre lo más denso de la oscuridad. Mi mano se aferra con fuerza a los dedos tensos de Taehyung, quien no ha quitado la vista de los alrededores pues toda esta situación no le causa buena espina. A mí no me parece bueno ni malo, sólo es, pero estoy asustada pues no quiero que nada le suceda a él.

Porque percibiendo la manera de ser tan tosca y poco empática del de cabello oscuro no me extraña que algo pueda ocurrir con Tae.

Suspiro temerosa y noto que a pesar de que una nube de vaho sale de mis labios no tengo frío. Es extraño. El ruido de la lluvia se ha vuelto cada vez más fuerte, sin embargo me esfuerzo por ignorarlo porque estoy muy segura de que no cae agua del cielo. La calle —que cuadras y cuadras atrás parece una avenida— repentinamente se vuelve angosta, de un solo carril. Casi no hay luces, pocos faros están encendidos; noto que es porque los restantes están quebrados, aparentemente a pedradas. Contengo el aliento mientras me paso la lengua por los labios, observando fijo la figura desgastada de Yoongi siendo bañada por la caricia azulina de la luna y lo poco que resta del ambarino roce de las farolas moribundas.

Él se gira hacia nosotros con una sonrisa plantada en la cara, pero no deja de caminar. Va en reversa, sin miedo a caerse. Taehyung frunce el ceño, yo le observo atenta. Saca de la bolsa trasera de su pantalón una cajetilla de cigarros larga y nos muestra lo que parece ser el último antes de tomarlo y arrojar lejos el recipiente vacío. Lo enciende todavía andando al revés y sacude el cuerpo como si de pronto lo llenase de vida ante la primera calada.

Sonríe mostrando los dientes. Un denso nubarrón sale de sus labios y a la próxima aspiración saca el humo por la nariz, dándole con todo un aspecto rudo, indomable, rebelde. Luego extiende su mano con el cigarrillo hacia nosotros, más expresamente hacia Taehyung.

Sus miradas se cruzan. Sé que Tae no quiere tomarlo, pero Yoongi no desiste. Repentinamente se frena y el único sonido que inundaba la calle (nuestras pisadas cansadas) para en su totalidad —pero la lluvia no se detiene—. Me doy tiempo de observar el suelo lleno de charcos que reflejan el amarillo de la luz artificial y empiezo a sentirme enferma. El suelo está más mojado que cuando salimos del motel; el ambiente se siente húmedo y es casi como si supiera a sal. Siento que duele respirarlo.

—El último siempre sabe mejor —ronquea Yoongi aún esperando que Taehyung le reciba el cigarro y chasquea la lengua cuando ve que Tae sigue inerte—. No te hagas el tonto, niñato. Sé que las manos no te tiemblan de miedo sino por falta de nicotina.

Contengo el aliento y mis ojos se hunden en el perfil tenso de Taehyung. He aprendido a normalizar el súbito escalofrío en sus dedos porque a mí me pasa lo mismo, pero siempre supuse que se debía al frío o la ansiedad. Nunca me he planteado que sea por esa razón y sin embargo no me suena descabellado. Taehyung tuerce la comisura derecha de sus labios y de un movimiento brusco le arrebata el cigarro a Yoongi. Le da una calada mirándolo a los ojos, como si le retara, y el mayor sólo sonríe.

—Sus cosas se quedan ahí —anuncia haciendo una seña con la cabeza para señalar un callejón oscuro a pocos pasos de nosotros—. Van a estorbar demasiado.

—No —Taehyung corta seguro, pasándome el pitillo al cual le doy una calada profunda, completamente tensa—. No vamos a dejar nada aquí.

—Con una mierda, niño, a nadie le interesa robar su maldita ropa apestosa —Yoongi sonríe con ironía, como si no creyera el apego que tenemos a nuestras mochilas—. Volveremos por ellas en un rato. Nadie pasa por aquí a estas horas.

—He dicho que no.

El aire ahora huele a fuego en vez de sal. Es pesado, tanto que me cuesta procesarlo en los pulmones. Me causa conflicto sentirme en el medio de aquella constante contienda entre Yoongi y Taehyung, pero tal como mi situación en casa me veo incapaz de hacer algo por mejorarla. Observo cómo Yoongi chasquea la lengua y del interior de su chaqueta saca la billetera de Tae, meneándola en el aire sobre su dedo índice y pulgar como si fuese un péndulo. Antes de que Taehyung me suelte la mano y se acerque a arrebatársela de la forma menos amigable, Yoongi la guarda sonriendo con mayor amplitud.

brats » bts; kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora