La lluvia se vuelve un suave siseo que acaricia mis oídos hasta el punto de arrullarme. No sé si el día se ve más oscuro en pos de las nubes que no parecen disiparse aún si derraman toda su esencia sobre la tierra o porque simplemente ya está haciéndose de noche. Me tranquiliza pensar que ni Tae ni yo tenemos que ir a trabajar, de lo contrario estaríamos en un grave aprieto pues ni siquiera estoy segura de dónde estamos. Sé que es Buk, pero el lugar parece tan desolado como el cementerio de autos que frecuentamos. No tengo idea de cómo saldremos de aquí; tampoco cuándo... y ¿honestamente? No es que me preocupe tanto como debería.
Yoongi está a mi lado recostado en el piso jugando con su mechero metálico; desde que le he contado que nos vamos de Seo no hemos cruzado palabra alguna.
Mis párpados van pesando cada vez más mientras mi cabeza descansa contra la pared. Con el correr de los segundos voy sintiendo cómo mis ojos se cierran hasta que veo total oscuridad. Sólo escucho la lluvia. Sus cantos y la extraña paz que me envuelve.
Después de un lapso que no sé medir en tiempo consciente percibo la puertecilla de metal abrirse a mi espaldas y, como si la lluvia se hubiese almacenado en un cubo cayéndome encima, mis párpados se separan en menos de una fracción de segundo.
Taehyung.
La sangre se me sube a la cabeza en cuanto pienso en las imágenes del sueño que a estas alturas, creo, está en el olvido. Pero no es así. Mi mente se transporta a sus atenciones, su nariz y sus labios acariciando mi dermis. El punto álgido en el que pierdo de vista su rostro y sólo siento placer corriendo por mis venas. Su respiración fundiéndose con la mía; nuestras pieles rozando, tocándose una con otra.
Una oleada de nerviosismo me recorre de pies a cabeza. Cierro los ojos un solo segundo antes de mirarlo desde abajo cuando se acerca. Se nota que aún está muy dormido; tiene toda la cara hinchada y se talla los ojos con insistencia. Yoongi suelta una risa nasal y le mira sentarse en el hueco que queda entre nosotros, a mi lado.
—Buen día, bella durmiente —dice amargo y entretenido.
Taehyung suelta un gruñido de inconformidad y recarga su cabeza en mi hombro mientras pasa sus dos brazos sobre estómago para abrazarme por la cintura como si fuese un oso de peluche gigante. Por un momento pienso y lo comparo con un niño pequeño, sin embargo aquel balance no hace que mis nervios se desvanezcan ni un punto uno por cierto.
—La cabeza va a matarme —susurra ronco, muy profundo. Su aliento sobre mi piel me causa escalofríos.
—Qué poca tolerancia tienes, mocoso.
Parece que Yoongi se burla pero Tae lo pasa por alto, dedicándose a replicar con otro pequeño gruñido. Se queda un rato recargado contra mí y estoy segura de que me percibe tensa. Retira su rostro del reposo, alzando a la mirada para observarme. Su rostro está cerca del mío, su nariz roza mi mejilla; su aliento me cosquillea la mandíbula. Cuando subo mis ojos a los suyos noto preocupación entre todo ese mar de desequilibrio y cansancio que nubla una porción de sus orbes oscuros.
—¿Te sientes mal, Sunie?
Él sabe cuando algo no está bien. Sabe cuando algo es diferente. Me paso la lengua por los labios y niego con la cabeza regalándole una sonrisa muy suave, buscando tranquilizarlo. En realidad no me siento mal, sólo no sé cómo sentirme. A pesar de estar acostumbrada a su cercanía, aquel sueño hace que me afecte más su proximidad que la de Yoongi.
—Estoy bien, Tae —le sonrío. Él me mira no muy convencido y hace un suave puchero con sus labios mientras separa sus brazos de mi cintura para llevarlos a mis hombros y tirar de mí ligeramente hacia atrás.

ESTÁS LEYENDO
brats » bts; kth
FanfictionFuimos escoria olvidada hasta por la vida misma... pero si éramos un desperdicio, por lo menos lo éramos juntos. • heterosexual. • violencia, palabrotas y contenido adulto en general. • historia ganadora en la 4ta edición de los K-Pop Wattpad Awards...