Josh

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Me encontré con Alex y Elena en la puerta del pub donde me dejó mi hermano con la moto. Se despidió de mí con un beso en la frente y un "ten cuidado". Estaba segura que seguiría diciéndome esa frase toda la vida, aunque tuviera 40 años. Siempre contestaba con un "ya no soy una niña" pero en fondo me encantaba que Shane se preocupara por mí.

Entramos al pub, bebimos unos chupitos para calentar motores y fuimos a bailar. Era viernes, aunque no importaba, solíamos salir entre semana también. Todo el mundo de mi edad lo hacía. 

No era ético, lo sé, pero era lo que había.

Elena y yo bailábamos mientras Alex... Bueno Alex se creía el rey de la pista, una auténtica estrella del baile pero no, no lo era. Sus pasos inventados eran más bien ridículos pero ninguna de las dos iba a decírselo nunca. Preferíamos que fuera feliz.

- ¡Bonito baile Golberg! - exclamó una voz por encima de la música. 

- ¡Piérdete Miller! - contestó mi mejor amigo elevando también la voz.

Me giré para contemplar mejor la situación. Daniel Miller se encontraba justo detrás de mí frunciendo el ceño hacia el lugar donde se encontraba Alex con exactamente el mismo gesto en el rostro. 

Elena sonreía y yo rodé los ojos. Ya estamos. 

Ambos chicos dieron un paso al frente encarándose, y cuando parecía que estaban dispuestos a enzarzarse en una pelea, sonrieron y se saludaron con actitud amistosa. 

Eso, amigos míos, es un claro ejemplo de prueba de testosterona. 

- Hola Summer - me saludó Monroe, uno de los mejores amigos de Daniel. 

Le devolví el gesto, al fin y al cabo el único que no me caía bien era mi vecino. 

Vincent, otro de ellos, se puso a hablar con Elena mientras Monroe se unió a Alex y Daniel.

- ¿Todo bien? - me susurró alguien al oído. 

Jack. 

- Todo bien - sonreía sin girarme. 

Era consciente de que seguía pegado a mi oreja, y que por lo tanto, si movía mi cara aunque fuera un centímetro, me encontraría a muy poca distancia de la suya. 

- Jack, colega, ¿quieres recordar viejos tiempos? - preguntó Daniel acercándose a nosotros. 

Parecía divertido - no sé porqué sigo aclarando eso, si ya he dejado claro que Daniel Miller siempre parecía divertido por todo - pero aún así Jack se tensó y se apartó rápidamente de mí. 

¿Qué demonios...?

No soy idiota y nunca lo fui. Bueno, en realidad lo fui muchas veces en esta historia - demasiadas, diría yo - pero en ese momento no lo era. 

Aún a día de hoy, no sé de que iba todo aquello, pero sé que Jack se apartó de mí por una razón y que Daniel Miller tenía algo que ver. 

- ¿Bailas conmigo? - este último me tendió la mano. 

Una actitud muy caballerosa teniendo en cuenta que no íbamos a bailar un lento respetando el espacio personal. Estábamos en un puto pub. 

- No.

- ¿Te invito a un cubata?

- No.

- ¿Un chupito?

- No.

- ¿Me odias?

- No. 

Mierda.

¿Cuál es tu sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora