El lugar

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"Estoy aquí Summer, estoy contigo". Esas palabras se repiten en mi cabeza una y otra vez. Odio sentir que, de alguna forma, dependo de él. No hablo de una dependencia de pareja, hablo de como me hace sentir segura, de como he necesitado que me dijera que estaba conmigo para volver a respirar.

Nos llenamos la boca diciendo que somo independientes porque la realidad es que nos aterra pensar lo contrario, nos asusta saber que no todo está en nuestras manos, y que las personas que tenemos al lado tienen tanto poder sobre nosotros. Pero lo cierto es que nunca nadie será totalmente independiente. No a menos que te vayas a vivir solo al bosque durante años sin más compañía que la de los árboles, pero pocos soportaríamos pasar tanto tiempo con nosotros mismos. El caso es que cuando nacemos dependemos de nuestros padres para vivir, y cuando crecemos, aunque no necesitemos que nadie nos lleve al baño, tenemos otras necesidades que cubrir y no podemos hacerlo solos. Necesitamos seguridad, necesitamos apoyo, que nos quieran y, sobretodo, querer. Seguimos dependiendo de nuestra familia, de los amigos y sí, incluso de la pareja. No creo que haya que sentirse mal por reconocer que somos dependientes. Los leones también lo son, las crías no sobrevivirían sin sus madres y los machos no comerían si las hembras no cazaran. Así que si el rey de la sabana no va por ahí diciendo que es independiente, ¿porque los humanos tenemos la necesidad de hacerlo?. No me malinterpretéis no es que los necesite para vivir, no si entendemos "vivir" como el simple hecho de respirar. Podría seguir respirando sin esas personas a mi alrededor, pero mi vida tal y como la conozco dejaría de existir con la ausencia de cada una de ellas. Y lo sé, porque perdí a David.

No sé cuanto tiempo he perdido pensando en leones pero cuando miro a mi alrededor veo varios pares de ojos observándome. El matrimonio Miller, Dylan, Daniel e Ian, todos esperando a que diga o haga algo para soltar la respiración que están conteniendo desde que he entrado por la puerta de mi casa. El pequeño de mis vecinos se acerca a mí y clava su rodilla en el suelo para estar a mi altura.

- Las personas que tienen ataques de ansiedad no son débiles.

Esa es la frase que yo le he dicho tantas veces a él en muchos de los episodios que ha sufrido y es cierta. La mayoría de nosotros sufrirá mínimo un ataque de ansiedad en su vida y es algo horrible sentir como te falta el aire, pero no eres débil por ello. A veces tu cuerpo no sabe como informarte de que algo anda mal, quizás justamente porque eres tan fuerte que no se lo permites hasta que no aguanta más.

Le sonrío al niño que tengo delante y entonces recuerdo porque estoy aquí.

- ¿Donde está Hope? ¿Qué ha pasado? - empiezo a mirar hacia todos lados y cuando me dispongo a subir las escalers nuevamente, Daniel se interpone y me coge de los hombros.

- Eh Summer, mírame - le obedezco, no es momento de llevarle la contraria - Está bien, solo ha sido una subida de fiebre repentina que ha provocado que se desmayara.

- ¿Que se ha qué? ¿Se ha desmayado? - intento apartar a mi vecino pero este no se mueve.

- Para un segundo. Ya está, se ha despertado. El médico está arriba con ella, y han conseguido que le baje la fiebre. Está bien, te lo prometo.

- A la mierda tus promesas Miller - paso por debajo de su brazo y subo hasta la habitación de la niña.

- Hope, ¿estás bien? - intento que mi voz suene tierna pero no lo consigo. Me arrodillo al lado de su cama. - La tía Summer está aquí ¿vale?

- Hola tía Summer, estoy bien - sus cuerdas vocales suenen débiles pero supongo que es debido a la fiebre.

- Está bien Summy - mi hermano me levanta con suavidad y me gira hacia él para poder mirarme a los ojos - Le ha bajado la fiebre, solo necesita descansar y mañana estará mejor.

¿Cuál es tu sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora