Te quiero, Daniel

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- Daniel... - me acerqué a el despacio y pasé ambas piernas al otro lado quedando sentada en la misma posición que él.

Le miré de cerca por primera vez en los últimos días, había terror en su cara, oscuridad y odio en su mirada y varias heridas en sus manos.

- ¿Quien ganó? - por primera vez, él me miró desconcertado - ¿La pared o tú? - añadí mirando sus manos.

Por un segundo parecía que su rostro iba a dibujar una sonrisa, sus labios se arquearon un poco hacia arriba, pero el dolor no dejó que siguieran subiendo.

- Tienes que descansar... Daniel, tienes que descansar - repetí al ver que el muchacho ni siquiera me escuchaba.

- No puedo Summer. Cuando cierro los ojos para intentar dormir, las imágenes de aquella noche vuelven a mi cabeza, tengo pesadillas, es horrible. Aunque estando despierto no es mucho más fácil. No paro de pensar en David, pero al menos mientras no estoy dormido puedo controlar lo que recuerdo. Puedo decidir de alguna forma recordar su sonrisa, los momentos que vivimos juntos... al menos un rato antes de que ese disparo vuelva a retumbar en mi mente.

Le cogí la mano y por unos segundos él la acarició con su pulgar pero de repente la soltó.

- Lo siento Summer, no puedo pensar en nada más ahora... No puedo pensar en ti.

- No te pido que pienses en mí.

- Yo... - me miró y acto seguido rodeó el muro con sus piernas para ponerse en pie - Summer lo mejor será que no nos veamos en un tiempo.

- Escucha, entiendo por lo que estás pasando ¿vale? pero yo...

- ¡No puedes entenderlo! - gritó desesperado - nadie puede. Tu hermano sigue vivo.

- Daniel... No hagas esto - le supliqué.

- ¿Hacer qué Summer?

- ¡Apartarme de ti! - no aguanté más, juro que intenté que mi voz siguiera sonando tranquila pero el grito salió de mi boca sin permiso.

- ¡Esto no se trata de ti! - los dos gritábamos, los dos llorábamos - ¡Joder! Ese es el problema, que no se trataba de David, que maldigo el momento en que Alex nos llamo, maldigo el momento en que Elena decidió llamarte a ti, que tu padre no se pusiera delante de mi hermano en vez de protegerme a mí y maldigo el momento en que...

Intentó contenerse.

- ¿¡Qué!? ¡Vamos sigue Daniel! - le desafié - ¡Dilo!

- El momento en que arrastraste a mi hermano a aquel lugar.

Sus palabras salieron como balas directas a mi pecho. Me había pasado los últimos tres días pensando en ello, yo llevé a David al callejón, yo lo puse en peligro, pero oírlo salir de su boca hizo que algo en mí muriera, como si esa parte de mi mente no pudiera con el sentimiento de culpa, con el dolor, y decidiera desaparecer.

- ¡Nada de esto hubiera pasado si...! - volvió a frenar sus palabras, sabiendo que me mataría un poco más con cada una de ellas, pero yo no estaba dispuesta dejar que se quedaran dentro de él.

No voy a mentir, daría lo que fuera por volver a ese momento y evitar que salieran de su boca, callarle con un beso o una bofetada, como fuera, pero pararlo antes de que lo dijera. Pero aquel día prioricé otras cosas, aquel día decidí que si parte de mi alma tenía que quedarse en aquel mirador para que Daniel pudiera desahogarse y descargar toda su ira sobre mí, así lo haría.

- ¡No te cortes! ¡Suéltalo! - le reté y él no se contuvo.

- ¡Si no te hubiera besado en la puerta del bar! ¡Si no te hubiera ido a buscar la noche que Nick te hizo sentir mal! ¡Si entre tú y yo nunca hubiera pasado nada!

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