- ¿Que estamos haciendo? - le susurré a Daniel abrazados, desnudos, en su cama.
- No lo sé, solo sé que algo que te hace sentir tan bien no puede ser malo - contestó dándome un beso en la cabeza.
- Quizás esto no pero...
- No lo digas, Summer. Los dos sabemos que de aquí unos meses esto se acabará pero no me importa... Podemos dejarlo aquí, vernos cada día e intentar frenar las ganas de besarnos, podemos intentar olvidarnos el uno del otro... Pero sabes igual que yo que mientras vivas en la puerta de al lado, camines por el mismo pasillo del instituto que yo y te tomes las cervezas en el mismo bar, no podremos frenarlo. Podemos empezar a hacernos daño ahora evitándonos, o vivir esto y dejar que el dolor llegue cuando te marches. Tú decides.
Me quedé en silencio unos segundos, tanteando las posibilidades. Lo cierto era que esa última semana huyendo de él no había sido ni de lejos la mejor de mi vida. Daniel tenía razón, mientras siguiéramos en el mismo barrio evitándonos, nos haríamos daño.
- Bueno... - sonreí - yo siempre he sido de dejar para mañana lo que puedo hacer hoy... Así que no veo la necesidad de empezar a pasarlo mal ya cuando puedo dejarlo para más adelante.
Él sonrió y me besó. Pasamos el día juntos, en su habitación, comiendo bollería industrial, viendo series y películas y desando que el tiempo no pasara.
Esa fue la última noche que dormí junto a él, sintiendo su respiración en mi oreja, notando como sus brazos me envolvían y despertando con la imagen de sus ojos verdes, una imagen que guardaría para siempre.
- ¿Cómo fue? - preguntó Elena a la mañana siguiente mientras tomábamos un café en el bar.
- Decidimos procrastinar - me encogí de hombros.
- Y eso quiere decir que... - dijo mi amiga esperando que yo siguiera la frase.
- Procrastinar significa dejar para más tarde lo que deberías hacer ahora.
- Sé lo que significa procrastinar Summer, pero no lo que quiere decir en este contexto.
- No podemos evitar estar juntos. Lo estuvimos evitando mucho tiempo, demasiado. Pero desde aquel primer beso después de mi bofetada, no ha habido vuelta atrás. Así que me dio dos opciones, dejarlo ahora y sufrir desde ya viéndonos cada día, o seguir hasta que me marche por mucho que vaya a doler. Y tomé la segunda.
- Me alegro por ti amiga - su sonrisa era sincera pero melancólica al mismo tiempo.
- ¿Cómo te fue con Shane? - pregunté aunque ese último gesto ya me daba una vaga idea de la respuesta.
- Pues ojalá nosotros lo tuviéramos tan claro. Desde que nos dejaste en tu habitación no hicimos más que discutir. Él me contó lo que había pasado cuando llegamos borrachas. Se ve que al llevarme en brazos a tu cama le susurré que le quería pero entre que estaba alcoholizada y medio dormida, él no quiso creérselo y ayer me preguntó si era cierto.
- ¿Y? - las ansias por saberlo me podían.
- No quise contestarle. Él se enfadó, gritó, yo grité más y de un momento a otro acabamos desnudos, sin ni siquiera darnos cuenta. Tú hermano tiene una habilidad sobrenatural para quitar la ropa.
- Demasiada información, gracias - contesté poniendo una mueca - Pero la pregunta es ¿Tú le quie...? ¡Espera! ¿Lo hicisteis en mi cama?
- Te he cambiado las sábanas antes de irme - respondió mi amiga con total tranquilidad.
- ¡Dios Elena que asco! Mi hermano y mi mejor amiga... en mi cama... desnudos... haciendo... No me lo quiero ni imaginar.
- El caso es que no llegamos a ninguna conclusión - prosiguió como si yo no estuviera pasando por un trauma en esos mismos instantes.
- O quizás sí - decidí dejar de lado la imagen de Shane y Elena haciéndolo en mi cama - Puede que no con palabras, pero si algo quedó claro es que no podéis evitaros tampoco.
Elena me miró como si intentara borrar esas últimas palabras mías para no tener que aceptar la realidad pero cuando abrió la boca para replicar, algo la interrumpió.
- Hola chicas - sonó la voz de Alex detrás mío - David ponme un café y bastante cargado, por favor - le dijo a mi vecino antes de sentarse en la silla vacía a mi lado.
- ¿Como ha ido? - preguntamos Elena y yo a la vez.
- Pensé que después de vuestra borrachera no os acordaríais, y como ayer no os vi en todo el día...
- Claro que nos acordamos Alex - respondí con toda la ternura que pude.
- Es horrible, como siempre lo fue, pero esta vez es más duro. ¿Porque coño le hacen la quimio si ya han dejado claro que la metástasis no se puede controlar y que va a morir de todas formas? ¿Porque no la dejan vivir y morir tranquila en vez de hacerle perder el tiempo que le queda vomitando y mareada? No lo entiendo joder.
- Ya os dijeron que era por intentar alargar un poco más su vida - le recordó Elena cogiéndole la mano.
- ¿Para qué? ¿Para qué alargar lo inevitable? Joder, que yo soy el primero que quiere que mi madre viva más tiempo pero no sé si estoy dispuesto a dejar que lo haga en estas condiciones.
Antes de que mi amiga y yo pudiéramos decirle algo para darle ánimos, su teléfono sonó. Ambas nos dimos cuenta de como la cara de nuestro mejor amigo cambiaba completamente. Se puso blanco, su rostro denotaba terror. Alex cortó la llamada y guardó el móvil en su bolsillo nervioso, con cierto tembleque en sus manos.
- ¿Quién era? - probablemente yo no me hubiera atrevido a preguntar dado el estado de mi amigo, así que, por una vez, agradecí que Elena fuera tan directa.
- Nadie - nuestro amigo seguía nervioso - De una compañía telefónica, ya sabéis lo pesados que se ponen - añadió al ver que la primera respuesta no nos convencía.
Elena y yo nos miramos, ambas sabiendo que nos había mentido, pero no quisimos indagar más sobre el asunto.
Pasamos la mañana en la plaza comiendo pipas, que era lo que solíamos hacer cuando no teníamos nada mejor que hacer o, más bien, cuando no nos apetecía hacer nada más. Durante las horas que estuvimos juntos, el teléfono de Alex sonó varias veces, siempre el mismo número, siempre la misma cara de asustado, siempre el mismo tembleque en las manos. Cuando él se marchó, Elena y yo hablamos sobre el asunto. Por una parte, no queríamos volver a descuidar a nuestro amigo y sabíamos que probablemente estaba en problemas por su reacción cada vez que lo llamaban, pero por otra, Alex tenía demasiados problemas en ese momento y no queríamos agobiarlo. Al fin y al cabo, no hacía tanto que volvía a confiar en sus amigas después de lo que pasó y pensamos que cuando estuviera preparado nos lo contaría.
Ese probablemente fue otro de los muchos errores que cometimos y que nos llevaron a donde estamos hoy. Sé que me pasaré la vida preguntándome que hubiera pasado si alguna de las dos hubiéramos hablado con Alex después de verlo en aquella esquina comprando droga, que hubiera pasado si no hubiéramos dejado pasar el tiempo hasta llegar a encontrarlo en aquel callejón desesperado por consumir, que hubiera pasado si aquel día le hubiéramos obligado a contarnos quien lo llamaba constantemente. Quizás mi vida no se hubiera ido a la mierda, quizás hoy alguien seguiría vivo.
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Capítulo light pero es que se viene lo peor... Se viene el momento en que sus vidas cambiarán.
Con el final de este capítulo supongo que os podéis imaginar algo.
Aunque repita foto en multimedia, es necesario: Elena, Shane, Alex, Daniel, Summer y David.
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¿Cuál es tu sueño?
Teen Fiction¡TERMINADA! Mi sueño era salir de aquí. De este barrio que me ahogaba. Él, en cambio, dijo que no tenía sueños. Nunca pensé que a lo que se refería, en realidad, era a que los suyos no eran de ese tipo, los suyos eran especiales. Nunca pensé que Da...