Daniel

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Sábado. Día para dormir y mi madre me manda a comprar. No me quejo, bastante tiene ella con lo suyo, pero es que es sábado, tengo resaca y quiero dormir. Pero, como todas las madres, saben muy bien como usar la típica frase de "si eres mayorcita para salir de fiesta, eres mayorcita para levantarte y hacer lo que tienes que hacer". Saben que no hay réplica ante esa frase y no dudan en usarla siempre que pueden.

De camino al súper pasé por la plaza, o lo que quedaba de ella. Antes habían bancos, pero para ese entonces solo quedaba uno. Antes las paredes estaban pintadas de un blanco puro, ahora solo hay grafitis. Y ahí estaban, en el único banco de la plaza, mi hermano y los Miller. Los cuatro mosqueteros. Dylan era Dartañán solo porque era el que me caía mejor.

No me apetecía nada aguantarlos en ese momento. Si ya era difícil habitualmente, imaginaros cuando estaba de resaca. Intenté pasar desapercibida pero cuando fui a cruzar la calle para que no me vieran, el "pequeño D" gritó:

- ¡¡Summer!! Ven con nosotros - mierda, me caías bien Dylan.

En cuanto me acerqué muy a mi pesar, vi a mi hermano con cara de querer matar a alguien. Literalmente.

- ¿Qué te pasa? - le pregunté preocupada.

- ¿Que qué me pasa? Dime donde puedo encontrar a ese tal Josh.

Miré a Daniel con cara de querer matarlo. Literalmente.

¿Como pudo contarles lo de la noche anterior? No es que confiara mucho en él pero aún así no pude evitar que me decepcionara. El muy cretino solo se limitó a encogerse de hombros.

- No fue nada Shane - contesté poniendo los ojos en blanco.

- ¿Ah no? - pude notar la desesperación en su voz - ¿Y que hubiera pasado si Dan no hubiera estado allí?

- Que probablemente no tendría el labio hinchado - dije con una sonrisa burlona.

- Dímelo Summy, solo quiero hablar con él y dejarle claro que a mi hermana no la toca ni el aire - por la cara de mi hermano, hablar no era lo que precisamente quería hacer con mi ex.

- Sum, Shane está un poco alterado pero tendrías que haber contado con nosotros - interrumpió David con una mirada tierna y comprensiva.

Esos dos siempre solían jugar al "poli bueno y poli malo" con Daniel y conmigo. David fingía ser mi cómplice mientras que Shane lo hacía con Daniel cuando su hermano lo regañaba por algo. Así era como nos sacaban las cosas para luego contárselas entre ellos. A veces les dejaba creer que funcionaba, solo para usarlo a mi favor. 

Cuando teníamos siete años, Daniel y yo nos hacíamos cómplices y decidíamos qué contarles para salirnos con la nuestra. No me imagino aliándome con él ahora mismo.

A David sí que le dejaba llamarme "Sum", al fin y al cabo era como mi hermano mayor.

- ¿Contaros que? - pregunté confundida pero en seguida lo entendí - Ah, no. Sé lo que estáis pensando y no es así. Nunca me ha hecho nada. No habléis como si esto viniera de lejos. Solo fue ayer, le dejé las cosas claras y sé defenderme solita.

- Pues ayer no lo parecía - y ahí estaba, salió el gordo de navidad.

Daniel que no había abierto la boca en lo que llevábamos de conversación, al fin habló.

- ¿Qué crees que hubiera pasado si no llegas a aparecer? ¿Que no me hubiera defendido? No vayas de héroe porque tuviste suerte de que me interpusiera y la pelea no siguiera. En todo caso, te salvé yo a ti. Te hubiera destrozado.

Daniel abrió la boca para replicar pero la cerró. Él sabía que en el fondo tenía razón, aunque no estuviera siendo justa con él. Dio la cara por mí, no le importó lo que Josh pudiera hacer con él, y era de valorar. Pero me desquiciaba que le hubiera contado todo a mi hermano. Shane no era una persona violenta ni mucho menos, pero cuando se trataba de mí, las cosas cambiaban.

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