Nick

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- Gracias

- Summer no tienes que darme las gracias por todo - dijo Nick riendo.

Estábamos en la puerta de mi casa, habían pasado dos semanas desde esa noche que lo conocí y habíamos quedado bastante. Solo como amigos. Esa era la primera vez que no tenía ningún guardia en la puerta de mi casa al llegar. La verdad es que me gustaba bastante pero aún no había pasado nada entre nosotros.

- ¿Sabes? Me caes bien.. y hay muy poca gente que me caiga bien - le dije levantando las cejas.

- Vaya, que honor. - contestó él sin dejar de reír - El caso es que lo que me pasa a mí contigo no es solo que me caigas bien.

De repente me puse seria, estaba nerviosa. Él tenía ese efecto en mí. No eran los mismos nervios que me producía Daniel, porque supongo que Nick no me desquiciaba. ¿Porqué estás pensando en Daniel, Summer? A veces hablo conmigo misma.

- ¿Y qué es lo que te pasa? - le pregunté con una sonrisa pícara.

- Pues... - no acabó la frase y se acercó a mí.

Estábamos muy cerca. Y él dio el paso, me besó. Fue un beso tierno, sin mucha pasión, pero bonito. Duró poco pero cuando nuestros labios se separaron, fui yo la que los volvió a juntar. Él puso una mano en mi cintura y otra en mi pierna y yo rodeé su cuello con las mías, enredando mis dedos en su pelo. Ese beso duró más que el otro pero seguía siendo igual de tierno, fue con lengua pero con movimientos lentos. Me gustaba. Nos separamos y sonreímos.

- ¿Quedamos mañana? - pregunté.

- He quedado con unos amigos para pasar la tarde.

- Bueno puedo ir si quieres. Prometo no ser la Summer borde, puedo ser la Summer encantadora - sonreí y puse cara de angelito, o eso intenté. 

- Mejor te veo pasado mañana o te llamo cuando acabe con ellos y si no es muy tarde te paso a buscar.

Nos despedimos con otro beso y bajé del coche. Me despedí de él con la mano y me quedé observando como el coche desaparecía tras la esquina de mi calle.

- ¡Dios Daniel, que susto! - grité cuando me giré y lo encontré ahí de pie delante de mi puerta.

- No quería asustarte, estaba yendo para casa - contestó con voz monótona.

- ¿Y sueles quedarte parado de pie en medio de la noche cuando estás yendo hacia tu casa?

- ¿Estáis juntos? - preguntó ignorando lo que le acababa de decir.

- ¿Te importa?

- No se contesta a una pregunta con otra pregunta Sum.

- Yo sí lo hago, y mi nombre es Summer. ¿Te importa? - volví a insistir. La verdad es que quería saber la respuesta aunque tampoco sabía que iba a hacer con ella.

- No. Es pura curiosidad. Nunca te he visto con un chico. Bueno, con Josh y alguno más del pub, pero con ellos no eras de darte besitos en la puerta de tu casa, ni de quedar tan seguido.

- Bueno, pues con Nick sí. Será que tiene algo especial. - dije ofendida. Ni siquiera me había planteado si Nick tenía algo especial, solo que me gustaba. Pero en ese momento era lo que necesitaba que oyera Daniel.

- Será eso... Me alegro por ti - contestó con una sonrisa y entró a su casa.

¿De verdad se alegraba? ¿Y a mí porqué me importaba lo que pensara Daniel Miller?


- ¡Hola papá! - corrí a abrazarlo y me senté a su lado con la cabeza en su hombro y las piernas dobladas subidas al sofá.

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