Llevaba más de media hora esperando. Nick me llamó diciendo que me pasaría a buscar a las nueve de la noche para ir a cenar, pues a esa hora ya habría acabado con sus amigos. Pero aún no había llegado y, la verdad, no esperaba que lo hiciese pronto. Lo llamé varias veces y no me cogió el teléfono. Estaba perdiendo las esperanzas e iba a entrar de nuevo a mi casa cuando se abrió la puerta de al lado y alguien con una sudadera y con la capucha puesta salió. Era Daniel.
- Hola, ¿vas para el pub? - me dijo serio.
- No, estoy esperando a alguien.
- A Nick supongo - contestó con una mueca y bajando la mirada hacia el suelo.
- Sí, aunque no creo que vaya a venir.
De repente me miró a los ojos, como hacía días que no hacía.
- Supongo que las prioridades de un chico de ciudad no son las mismas que las de una chica de barrio - dije yo, aún sabiendo que lo que acababa de decir no tenía mucho sentido en la conversación que estábamos teniendo pero hacía días que lo pensaba.
Nick siempre me ponía excusas para que no conociera a sus amigos y el tema me estaba empezando a mosquear. Cuando quedábamos estábamos bien pero siempre hacíamos lo que a mí me apetecía. Él nunca me dejaba entrar en su mundo.
- Diferentes lugares, diferentes prioridades, diferentes sueños... - dije al ver la cara de confusión de Daniel.
- ¿Cuál es tu sueño? - preguntó él.
- Salir de aquí - contesté totalmente segura.
- Vaya, que sorpresa. Como el del 90% de personas que viven en este barrio - dijo riendo.
- ¿Cuál es el tuyo? - pregunté ofendida. ¿Quien era él para burlarse de mi sueño?
- Aún no lo he encontrado - respondió encogiéndose de hombros y poniendo una sonrisa de lado.
Eso era absurdo.
- Los sueños no se encuentra, se persiguen.
- ¿Quien te ha dicho eso? - se estaba riendo de mí - Pensaba que tú eras diferente. La gente se inventa sueños para tener algo que perseguir sin ni siquiera pararse a pensar si realmente serían felices si algún día los consiguieran.
Me estaba empezando a mosquear, un chico sin sueños no era el más indicado para hablar de la gente que los persigue. Supongo que, por la cara que puse, entendió que lo estaba cuestionando así que siguió explicando:
- ¿Tu sueño es salir de aquí? - yo asentí ante su pregunta - ¿Y eso te garantiza la felicidad? Conozco muchas formas de salir de este barrio, y la mayoría no son siendo feliz. Yo seré un chico sin sueños pero no me invento uno absurdo solo para creer que tengo algo por lo que luchar, y así sentirme mejor conmigo mismo.
Mi cabreo se fue convirtiendo poco a poco en curiosidad. No esperaba tener esa conversación sobre los sueños con nadie. En mi barrio nadie te pregunta por tu sueño. Pero, sin duda, con la persona que menos me esperaba tenerla, era con el chico que tenía delante.
- ¿Y tú por qué luchas? - la curiosidad pudo conmigo.
- Por lo que me importa. Por mis hermanos, mis padres, mis amigos... - hizo una pausa - por ti.
Una sensación que no sabría describir y que nunca había experimentado, recorrió mi cuerpo. ¿Por mí? Daniel Miller, el cretino sin cerebro, acababa de admitir que yo le importaba y me acababa de dar una lección de vida que no olvidaría jamás. Puede parecer exagerado pero en u barrio como el mío, los sueños eran importantes. Por eso nos aferrábamos a ellos para seguir. Todos menos Daniel.
Quise preguntarle si realmente yo le importaba, pero en ese momento lo único que quería de verdad era saber más de él.
- ¿No te gustaría salir de aquí?
- ¿Porqué? - me miró frunciendo el entrecejo - Yo me crié en estas calles, mi padre me enseñó a montar en bici en esa plaza, encontré a mis amigos para toda la vida en ese colegio, conocí a mis encantadores vecinos en esta calle.
Sonreí. Yo entraba en la categoría de "encantadores vecinos" aunque sabía que él lo había dicho con un toque de ironía. No hablé. Me hubiera pasado la noche escuchándolo. Sí, al mismo chico que tantas veces había mandado callar porque la cagaba cada vez que abría la boca. Le invité a seguir explicándose con la mirada y él añadió:
- Puede que se desmorone por momentos, puede que algún día se me caiga encima, pero este barrio es mi hogar. Y no reniego de lo que soy ni de donde vengo. ¿Quiero esto para mis hijos? Probablemente no. Quiero una vida fácil para ellos, colegios privados, universidades, casa con piscina y mantenerlos en una puta burbuja de felicidad y despreocupación. Pero eso no es lo que yo tuve, y probablemente tampoco lo consiga para ellos. Pero es lo que soy, y no me avergüenzo.
Me quedé atónita, incapaz de modular ni una sola palabra.
El chico al que tanto odiaba, acababa de hacerme la única pregunta que nadie me había hecho nunca y que nunca nadie me volvería a hacer: "¿Cuál es tu sueño?". Y no solo eso, sinó que me hizo replantearme la realidad. ¿Y si solo seguimos sueños inventados? ¿Y si salir de ese barrio no garantizaba la felicidad? ¿Y si yo tampoco había encontrado mi sueño y luchaba por algo solo por el simple hecho de sentirme mejor?
Puede que estuviera intentando aferrarme a algo que en realidad ni siquiera quería. Sabía que quería muchas cosas en la vida y eso no había cambiado. Lucharía por ellas y las conseguiría. Pero, ¿luego qué? ¿luego sería feliz y ya está?
Un coche paró delante de mí. Ni siquiera me di cuenta porque seguía mirando los ojos verdes de Daniel fijamente. No era el color de sus ojos lo que hizo que me estremeciera. Era la verdad que contaba su mirada. Él cambió la cara y me di cuenta que Nick estaba esperando dentro de aquel coche que tanto desentonaba con el resto de vehículos aparcados en esa calle.
- Adiós Daniel - dije con cierta tristeza antes de dirigirme hacia el coche de Nick.
Cuando puse mi mano en el tirador de la puerta, justo antes de abrirla, Daniel habló:
- Summer... - me giré hacia él - no digo que no tengamos que tener sueños, está bien luchar por algo en la vida. Solo digo que lo que somos hoy, es lo único que tenemos con certeza.
Sonreí y me subí al coche, aunque cada célula de mi cuerpo me pedía que me quedara toda la noche hablando con mi vecino. Esas palabras marcarían varios momentos de mi vida, pero eso ocurriría más adelante.
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La familia de Summer en multimedia.
Papá Peter, hermano Shane y mamá Lisa (por orden). Sigo disculpándome por lo mala que soy con el photoshop pero me gusta poneros las fotos de los amigos y las familias juntas y con el fondo del barrio. La verdad que con la portada me esmeré un poco más. En el siguiente capítulo probablemente ponga a la familia de Daniel.
Ni os imagináis lo importante que es la conversación que acaban de tener Daniel y Summer.
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¿Cuál es tu sueño?
Teen Fiction¡TERMINADA! Mi sueño era salir de aquí. De este barrio que me ahogaba. Él, en cambio, dijo que no tenía sueños. Nunca pensé que a lo que se refería, en realidad, era a que los suyos no eran de ese tipo, los suyos eran especiales. Nunca pensé que Da...