Hannah

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- Gracias - Ian me sonríe desde el otro lado de la barra.

- ¿Porqué? - pregunto extrañada.

- Por lo de anoche. Pensé que después de nuestra charla quizás te alejarías un poco de mí, pero no lo has hecho. Sabes que yo aquí no tengo a nadie y tú no solo no me has dejado solo, sinó que me has dado mucho más, tu familia, tus amigos, me has hecho formar parte de eso aunque solo fuera una noche.

- Ian, no estás solo aquí. Y no fue solo una noche. Sé que nunca has pertenecido a ningún lugar, pero hace tiempo que entendí que esto es mucho más que un simple barrio, no importa de donde vengas, aquí siempre habrá lugar para todos y siempre te harán formar parte de lo que son - él sonríe y yo suspiro al recordar el momento en el que lo comprendí - Me costó mucho tiempo entenderlo, queriendo huir de aquí, buscando la felicidad lejos de estas calles, pero alguien me hizo entender que puedes marcharte, llenar los bolsillos de dinero, tu casa de muebles o tener mil títulos universitarios, pero nunca te sentirás tan acompañado como aquí. Ahora, este también es tu hogar, y toda esa gente es tu familia.

- ¿Quién? - le miro confundida y él lo aclara - ¿Quién te hizo entenderlo?

- El mismo que tiempo después se marchó - fuerzo una sonrisa de lado - Y no solo él, puede que mi vida se fuera a la mierda, pero David también me lo demostró, aunque su recuerdo duela, entendí que siempre que siga aquí, seguiré sintiéndolo cerca.

Me quedo en silencio unos segundos y pienso en confesar lo que nunca le he contado a nadie. Puede que lo mío con Ian no funcionara y quizás nunca lo hará, pero él me da confianza, una distinta a la que me producen Elena y Alex, o incluso Daniel.

- ¿Sabes? Estuve a punto de marcharme, hace tres años. - no le miro, aún sigo sintiéndome mal por habérmelo planteado - Fui egoísta, no pensé en mis padres, los Miller, Alex, ni siquiera en mi hermano o Hope. Simplemente hice una pequeña maleta y salí de mi casa una mañana dispuesta a alejarme, sin decir nada a nadie. Estuve a punto de hacer lo que tanto critiqué de Daniel. Pero pasé por delante de este mismo bar, donde tantas charlas importantes tuve con Shane, donde tantas miradas comprensivas y sonrisas me regaló David, donde Vinny me cuidó de pequeña tantas veces. Pasé por delante del taller de mi padre, que entonces estaba cerrado, y recordé todo lo que habíamos vivido en él. Paseé por las calles, por la plaza, recordé cada caída con la bici, cada risa de mis amigos mientras jugábamos, cada vez que David o Shane nos persiguieron y buscaron porque nos solíamos esconder solo para molestarlos. Incluso todas las veces que Daniel y yo peleamos de niños.

- Y no pudiste irte - concluye mi compañero.

- No - sonrío - toda mi vida, todos mis recuerdos, todo lo que soy está aquí. Mi sueño siempre fue salir de aquí, ir a la universidad y luego seguir trabajando lejos de este lugar. Con el tiempo Daniel cambió todo. No renuncié a lo primero, quería estudiar derecho, lo que cambió fueron mis planes posteriores, quería volver después de la carrera y ejercer aquí, en la ciudad, devolverle a este barrio lo que me dio, ayudar a gente como mi padre, que acaba en la cárcel solo por haberse defendido.

Puede que mi compañero me inspire confianza, pero una promesa es una promesa, nunca, ninguno de los que estuvimos esa noche en ese callejón, contará la verdad de lo que pasó.

- Aún puedes hacerlo. Daniel ya está aquí, Shane está bien y se encarga de Hope, tu madre tiene a su hijo y Alex a Elena. No tienes porque seguir renunciando a tu sueño Summer.

Le miro sorprendida, porque lo cierto es que no me he parado a pensarlo. Ian tiene razón, ya no tengo porque seguir haciéndome cargo de todo. El caso es que me he acostumbrado tanto a renunciar a mis sueños para poder ayudar a los demás que ahora no sé como seguir. Me aterra irme ahora, salir de mi zona de confort. Puede que ya no sea la chica de barrio, valiente, con sueños, que fui alguna vez.

¿Cuál es tu sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora