Errores

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Dejo a Daniel atrás sin mirarle a los ojos. Él ha dicho lo que tenía que decir y yo he hecho lo mismo, ya no hay nada de qué hablar. Se ha acabado. Y no entiendo porque me duele tanto, es decir, eso era lo que quería. Pero a una parte de mí, le gustaba pensar que aún quedaba algo pendiente, que aunque lo nuestro no pudiera ser, aún tendría la oportunidad de sentirme cerca de él aunque fuera escuchando excusas que no quería oír. No he mentido, ya no le quiero. No de la forma que lo hacía. Pero eso no quita que quisiera sentirlo cerca. Lo sé, ni yo lo entiendo.

- ¿Todo bien? - la voz de Ian me despierta de mis más profundos pensamientos, ni siquiera sé como he llegado a la plaza.

- Sí. He preguntado, él ha contestado. Se acabó - resumo.

- Vaya...

- Dime una cosa, ¿que esperabas cuando me mandaste a hablar con él?

- Pues... lo cierto es que tenía dos opciones: o os besabais, o acababais.

- No iba a besar a Daniel - digo ofendida.

- Bueno, era una opción. Aún así me alegro que haya sido la segunda - Ian me sonríe y yo lo imito - Ahora ya podemos conocernos así que dispara.

- Bien... - pienso unos segundos - ¿Alguna vez has estado enamor... no me gusta esa palabra, has querido a alguien?

- Pues sí, a mi hermana, a mi madre, incluso a mi padre cuando mi madre seguí viva... - le miro frunciendo el ceño, está más que claro que mi pregunta no iba por ahí, y él ríe dándose por vencido - Sí Summer, hubo una chica.

- ¿Qué pasó? - por su mirada, deduzco que nada bueno.

- Me marché. Me fui al centro sin dejarle nada. Ni una explicación, ni siquiera una carta... - dice haciendo referencia a lo que mi vecino me dejó cuando se fue.

- Pero no te fuiste porque quisiste, le quitaron la custodia a tu padre y te metieron en el centro... - intento justificarlo para negarme a mí misma que el chico perfecto que tengo delante, algún día hizo lo mismo que Daniel.

- El centro no está muy lejos de donde vivía... y no es una cárcel. Nos dejaban salir todas las tardes e incluso los fines de semana podíamos irnos de fiesta. Puede que no tuviéramos tantas libertades como en casa, en parte porque éramos muchos adolescentes sin control, pero los educadores intentaban que aquello pareciera un hogar, una familia, y la familia te deja salir.

- El caso es que pudiste seguir con ella - concluyo algo decepcionada.

- Exacto. Pude seguir con ella, o al menos ir a verla para darle alguna explicación, pero no lo hice. Cuando me marché sin decirle nada cometí un error que aún me pesa. Cuando me di cuenta era tarde, y sentí que no era justo para ella, presentarme en su puerta a darle explicaciones que probablemente solo le harían daño.

- Por eso me pediste que fuera a hablar con él... con Daniel - aclaro aunque ambos sabemos de que y de quien estoy hablando - porque él te recuerda a ti.

- Más o menos. Él al menos ha tenido el valor de volver y...

- O tú lo tuviste de no hacerlo - le interrumpo - Tú mismo lo has dicho, era injusto para ella que volvieras a dar explicaciones que no quería escuchar. Daniel ha sido un egoísta haciéndolo. Solo ha pensado en él y no en que quizás yo no quería oírlas.

- No lo sé Summer, yo lo veo desde otra perspectiva, la de él. Pero que digas esto me deja claro cuál es la de ella. Puede que hiciera bien desapareciendo definitivamente de su vida.

Le observo en silencio, tiene la mirada triste y no se esfuerza en ocultarlo.

- ¿Aún la quieres? - obviamente, siendo egoísta, prefiero que la respuesta sea que no, pero ahora mismo lo que me importa es lo que él está sintiendo, así que me preparo para apoyarlo en caso de que sea afirmativa.

¿Cuál es tu sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora