Todo lo que te propongas

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- ¡Pequeño D! - grito mientras me acerco.

- ¡Summer! - él me devuelve la sonrisa y me hace un sitio en el banco - ¿Qué haces aquí?

- La pregunta es, ¿qué haces tú aquí? ¿No tienes un examen mañana?

- Sí, bueno, que más da - contesta Dylan haciendo una pequeña mueca - Nadie espera que lo apruebe así que...

- ¿Como que no? Yo sí lo espero.

- Debes ser la única - dirige la mirada hacia el suelo y suelta un suspiro - Los profesores creen que soy un caso perdido. Mis padres han tenido una reunión con mi tutor y creen que lo mejor es que vaya a una unidad compartida. Lo pintan muy bien pero todos sabemos lo que es eso. Ahí van los chavales que nadie quiere en sus clases, porque solo molestan.

- ¿Y tú qué quieres? - pregunto poniendo una de mis manos en su hombro.

- Eso no importa.

- Claro que importa. A mí me importa. Dylan, he sido tu profesora particular muchos años, que nadie te diga que no vales para esto. Eres inteligente, solo te cuesta concentrarte, pero puedes hacerlo. Puedes hacer todo lo que te propongas en esta vida. Mira a Daniel, no hay persona más estúpida que él en el mundo y tiene una carrera.

Dylan levanta la mirada y ríe un poco por mi comentario.

- Sé que él tampoco cree que pueda hacerlo. Los únicos que creísteis siempre en mí fuisteis tú y David. Él ya no está y tú renunciaste a todo por cuidar de nosotros... de mí - puedo ver la culpabilidad en sus palabras.

- Eh - pongo una mano bajo su barbilla para levantar su cabeza - Mírame. Puede que yo no consiguiera ser abogada, pero no me arrepiento de haber cuidado de ti, nunca lo haré ¿me oyes? Y no me quedé aquí, dejando de lado mis sueños, para que tú bajes los brazos y renuncies a los tuyos. Me quedé, entre muchas otras cosas, justamente para que nunca te sintieras solo y pudieras conseguirlo todo. Así que ahora, cambia esa cara y levántate, nos vamos.

- ¿A donde? - pregunta sin levantarse del banco.

- He dicho que te levantes. Tenemos un examen que preparar y a mí solo me queda una hora para irme a trabajar.


Narra Daniel

- Hola pequeño saltamontes - despeino el pelo de mi hermano que está sentado en la mesa del salón con un libro de matemáticas - ¿Qué haces?

- Tengo examen mañana - contesta sin levantar la vista del libro.

- ¿Para qué te esfuerzas? Mamá y papá ya me han dicho que te van a cambiar de clase. Eres un rebelde - digo riendo pero él no responde de la misma manera.

- Vete a la mierda, Daniel. Se supone que eres mi hermano y que debes apoyarme. Pero una vez más, Summer tiene que hacer tu papel.

- Dylan, ¿de qué hablas? Solo era una broma, ¿y qué tiene que ver Summer en todo esto? - me sorprendo por la reacción de mi hermano.

- ¡Ella siempre creyó en mí, igual que David! - él eleva su voz y algo me dice que lo que está diciendo es algo que lleva mucho tiempo callando por la forma en la que sus palabras suenan a reproche.

- Oye, hermanito, yo tambien creo en ti.

- Venga ya, Daniel, siempre te burlas de que lo suspendo todo y soy un mal estudiante. Tus bromas y tú os podéis ir a la mierda, ya no te necesito. Summer dice que puedo conseguir todo lo que quiera y eso haré.

¿Cuál es tu sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora