Pedazos

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Han pasado dos días desde que vi a Daniel. Dos días en los que he vuelto a usar a Alex como espía en la calle de mi casa, a pesar de que sé que la discreción no es lo suyo y que probablemente Daniel lo haya visto como pasó la última vez, dos días escondiéndome tras la barra del bar cada vez que mi vecino aparece preguntando por mí e Ian tiene que inventarse alguna excusa.

- Basta Summer. Si quieres que te siga cubriendo tendrás que darme una lista con varias posibles excusas para que me aprenda. O no sé, al menos contarme que no has hecho deporte en tu vida para que la próxima vez no meta la pata diciéndole que has ido a correr para despejar la mente.

- No hay mas que verme para saber que nunca he hecho deporte - me rió exageradamente, ¿a quien se le ocurre poner esa excusa?

- Yo te voy muy bien - ahí está, la sonrisa pícara que lleva poniendo desde que nos conocimos.

- Tú tampoco estás mal Benson.

- Vale, estoy aquí, prohibido coquetear delante mío - Alex levanta la cabeza del libro de matemáticas - Y Summer ven a explicarme esta mierda.

Después de sus problemas con las drogas y la muerte de David no es muy complicado imaginar que Alex no terminó el curso. Quiso repetir pero la señora Golberg falleció casi un año después. Ningún médico le dio tanto tiempo de vida pero a nadie le extrañó que aguantara tanto, esa mujer era una auténtica luchadora. El caso es que le dejó la casa a su hijo, obviamente, pero Alex tuvo que ponerse a trabajar para poder pagar las facturas y la comida. Al principio mi madre y yo lo ayudábamos a cubrir los gastos mientras él intentaba ahorrar algo de dinero, hasta que empezó a trabajar en la misma fábrica que el señor Miller gracias a que este le insistió a su jefe. Tres años después, mi mejor amigo se encuentra delante mío estudiando para sacarse el bachillerato mientras sigue trabajando en turnos rotativos. Aunque su vida ha cambiado, físicamente es el único que no lo ha hecho a parte de que ahora es más rubio, sigue teniendo su cara de niño y junto a mí, sigue siendo el único que finge que todo va bien.

- A ver, primero tienes que multiplicar esto de aquí y luego...

- ¿Me pones una cerveza? - la voz de Daniel interrumpe mi clase magistral sobre derivadas - Ni lo intentes - añade cuando hago el amago de agacharme tras la barra - No seas ridícula Summer, ya te he visto, y no vengo a hablar contigo, solo vengo a tomarme una cerveza con mi amigo.

- Primero, vuelve a llamarme ridícula y casualmente tendré un problema con el surtidor de cerveza que acabará con un cretino empapado. Segundo, Alex y tú nunca habéis sido amigos. Es MI amigo - digo enfatizando en la palabra "mi".

- Tercero, quizás yo pueda ayudarlo con sus deberes de matemáticas dado que recuerdo perfectamente que te pasaste el curso en el aula de castigados por llegar tarde y dormirte en clase.

- Y yo recuerdo perfectamente que tú te lo pasaste conmigo en aquella aula por los mismos motivos porque dormíamos junt... - noto como mis mejillas se vuelven rosadas y me tapo la cara con las manos como si eso sirviera de algo, así que hago lo único que puedo hacer después de implorarle a la tierra que me trague y de que, como de costumbre, no me haga caso - Mierda. Eres idiota Daniel Miller.

Insultarle, esa es mi gran y madura idea.

Daniel abre la boca para probablemente soltar algo que me avergüence aún más pero Ian se adelanta.

- A mí no me hubiera importado llegar tarde en esas circunstancias - me sonríe y noto como sin haberle dado la orden, mi boca imita su gesto.

Daniel siempre tuvo el poder de hacer que sus palabras se clavaran en mi pecho, lo que no resultó bueno para mí, pero Ian tiene el dominio único sobre mi sonrisa, y eso no puede ser malo.

¿Cuál es tu sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora