Soy quien soy

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- Hola, Nick ¿verdad? - dijo mi vecino a lo que Nick asintió - soy Daniel, el vecino.

¿Eso era? ¿Solo mi vecino? No podía creerme que tan solo unas horas después de besarme, Daniel se estuviera presentando tan alegremente como mi vecino. ¿Y porqué sonreía tanto?

- Sí, creo que nos hemos visto alguna que otra vez, mientras hacéis guardia en la puerta cuando traigo a Sum a casa - contestó mi supuesto novio riendo.

Daniel hizo una mueca cuando escuchó que me llamaba "Sum". La verdad es que nunca lo había hecho, y en otras circunstancias yo le hubiera corregido pero en ese momento no lo hice. Aún así mi "solo vecino" seguía sonriendo.

- Bueno, Summer es como mi hermana, hay que protegerla, ya sabes... Pero pareces buen tío.

El chico cuyo beso de ese mismo día había despertado algo en mí que no sabía que existía estaba hablando con el chico al que pretendía contarle todo como si fueran amigos. Pero entonces repasé sus palabras. ¿Hermana? Acababa de decir que yo era como una hermana para él. Vaya, no sabía yo que a las hermanas se les metía la lengua hasta la campanilla. Estaba oficialmente muy cabreada y Daniel tuvo que meter aún más la pata.

- Oye Summer, ¿tu amiga Elena está soltera? Hace tiempo que no la veo con nadie y yo podría hacerle compañía - dijo con una sonrisa socarrona.

Sí, el muy cretino acababa de decirme que le gustaba mi amiga.

- Sí, está soltera. No creo que seas su tipo Miller, pero inténtalo si quieres - no me iba a poner celosa delante de él, no le iba a dar ese lujo y mucho menos iba a dejar que Nick lo notara.

Y así, sin más, no tuve que decidir entre ellos y mis dudas se disiparon como esas lluvias de verano que acaban de un momento a otro y dejan paso a los rayos de sol que aparecen con descaro.

- ¿Nos vamos? - me preguntó Nick a lo que asentí.

Pero antes de subirme al coche miré por última vez a Daniel, casi como si fuera una despedida. Seguramente le vería al día siguiente pero estaba decidida a no hacerlo de la forma que lo vi aquella misma tarde. Puede que viera a Daniel Miller todos los días, pero nunca más vería al chico que me besó, era mejor olvidarlo. Me despedí de sus ojos, de sus labios y del tacto de sus manos con la mirada. Y él parecía hacer lo mismo conmigo. Ambos sabíamos que yo ya había elegido, y que él me lo había puesto demasiado fácil.

- ¿Porque siempre evitas presentarme a tus amigos? - rompí el silencio que había en el coche desde que salimos de mi calle.

Nick me miró sorprendido pero era un tema que me rondaba por la cabeza últimamente.

- No sé, pensé que igual te sentirías incómoda o que te agobiarías por si íbamos muy rápido - contestó sin apartar la vista de la carretera.

- Tú conoces a Elena y a Alex, has visto a mi hermano y a David, y bueno... Daniel se acaba de presentar él mismo así que...

- Está bien. Puedo llamarles y decirles que se apunten a la cena - no lo dijo muy convencido pero acepté.

Íbamos a cenar en un bar normal del puerto pero en cuanto sus amigos aceptaron la invitación, acabamos yendo a un restaurante de lujo de esos que te ponen cinco cubiertos que yo, definitivamente, no sabía usar.

- Te presento a Mike, Lucy, Sam, Hayley y Robert - dijo Nick en cuanto sus amigos llegaron - chicos, esta es Summer.

- Encantada - contesté dando dos besos a cada uno de los presentes. Los chicos llevaban el pelo repeinado, las chicas con la manicura recién hecha, todos muy diferentes a lo que yo acostumbraba a ver.

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