La perspectiva del dragón, para Sofía (primer apartado).

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¿Si te digo que aquella bestia sólo revivía para morir nuevamente? No era azar, fue siempre su elección. Cuidar a las princesas y elegir sus caballeros (más bien interferir, controlar desde fuera aquel común acuerdo; y encerrar a las princesas y matar caballeros cuando fuese necesario. Mi dragón arbitrante, mi dragón imparcial). Así cuando ya los ojos no sepan de mentiras, él cedería su coraza(azón); y blandería aquella espada en donde la delicada bestia se dejaría morir en una bruma de heroísmo y desenfreno, y mientras se desangraba, se dejaba satisfecho sin siquiera precisar ver hacia adónde se dirigían aquellos dos apasionados.

Progresivamente se sucederían castillos, reinos, caballeros e intereses, pero donde jamás llegaría la sucesión sería a mi dragón; él siempre sería el mismo. Era el quien moría eternamente a ojos cerrados por siquiera cuestionar sus elecciones. Y así moría, una y otra vez sabiéndose ciclo vital entre calabozos, princesas y caballeros que sólo rellenaban los cuentos donde el único fin era su muerte, y su pobre y ya entibiecida flama apagándose entre ruinas.

Para SofíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora