Y dicen que la tormenta es esto, en donde quedaste, donde te dejé. Y ahora caminás cuidadosa, caminás evitando los motivos (no los tuyos, los motivos que creías darme), vas pisando despacito entre tinieblas y monumentos, porque nunca supiste cómo definir mi entorno, y te sentís perdida, tan perdida y a la vez sumamente cómoda. ¿Pero en dónde estás? ¿Qué es realmente ese lugar en el que te sentís hogareña y no turista? ¿Qué es ese lugar que mira al futuro y al pasado hablando siempre de vos? Lugar que curiosamente parece ser antiguo, despoblado y orgulloso de tenerte. Pero si es tan antiguo cómo puede ser que viva tan pendiente de tus pasos, que te cuide tanto, que te albergue en la unicidad lejana a la tormenta, porque la tormenta se ve tan claramente para vos como aquellas paredes con tus nombres, no solamente todo habla de vos, sino que también más allá de vos no hay nada, y de eso te convencés, porque más allá de los límites del espacio y del tiempo vos ves la tormenta, la caída violenta de lluvias penetrantes que crees caídas de mis ojos, y aquel mundo una especie de refugio que asegurás haber sido diseñado únicamente para vos; pero mi amor, dejame decirte que para vos no hay nada, para vos no hay nadie, ese lugar no es tu refugio sino más bien donde vos decidiste refugiarte. La tormenta que ves en los alrededores no es más que mi ser íntegro, es la capacidad de destrucción que pongo al alcance de todos quienes sean los turistas de aquel instante, y eso es lo que me vuelve indestructible, ¿entendés la ironía?, ¿ves que ahora lo llamo instante y no lugar? Es porque ya viví esto, ya entendí a tantas que creyeron al ojo del huracán como un hogar de ellas mismas. Las paredes no hablan de vos, las paredes siempre hablaron en aquel lugar tan dentro mío, el problema es que vos jamás lo viste hasta que comencé a guiarte, no llegarías jamás por tus propios medios. El lugar siempre habló, y vos te convenciste que aquellas palabras susurraban tu nombre en los confines de ambos tiempos, ¿ahora entendés por qué es tan viejo aquel paraíso? Y la tormenta no te cuida, la tormenta es lo natural, es mi estado que yo pongo a disposición de cualquiera que quisiera adentrarse, ahí donde vos te sentís vos se sintieron vos tantos distantes, lo que te pesa es la confusión, lo que te pesa es haber visto quién diseñaba estas tinieblas y dejaba armado aquel mundo tan preciado justo en el centro. Aquel mundo y yo nos complementamos, vivimos paralelamente, nos visitamos día tras día y nos vamos contando historias, pero tenemos una única regla, somos únicamente nuestros, entonces vos no sos más que una intrusa, que un alboroto poético traído hasta acá por la más traicionera y maravillosa reliquia, tirada forzosamente por la literatura que no te mostró el folleto explicativo y ni siquiera quiso darte una visita guiada. Entonces dejame resumirte, no estás en nada más extraño que un parque, un parque temático o de diversiones, un parque alucinógeno que te hace sentir encantada entre mundos, uno que calza perfectamente en tus zapatos, que cuenta posiblemente algunas historias, uno que te habrá agarrado tantas veces desprevenida, te habrá medido, te habrá observado. Entonces para el parque no sos nada más que tiempo, que aprendizaje, y cuando creías que vos nutrías al parque era el quien te devoraba. Mi pobre alma inocente, creyéndose única en mi mundo. No, no lo tomes personal, es un placer enorme que te hayas sentido en casa, el parque también quiere eso, el parque como un parque real también querrá verte volver, lo que no querrá es que lo creas suyo, no lo ofendas. A mi parque entrarán entonces todos los visitantes que quieran, y sólo pediré entonces, por más que fueses un miembro honorable, que no quieras creerte hogareña en él. Y no quiero que sientas rencores ni que quieras ingresar a mi tormenta, no quieras injusticias, yo quiero sólo un pacto. En el que vos camines y yo te admire, en el que ambos disfrutemos el parque, pero como un tiempo, nada más, porque mi parque seguirá relatando historias donde puedas encontrarte pero estas nunca hablarán de vos, tampoco de nadie más, quizás algo te incomode, pero por algo está hecho.
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Para Sofía
Puisi¿Quién era Sofía? Esta pregunta costaba responderla, resumir a Sofía a unas pocas líneas sería limitarla tanto; y si tuviese que plasmarla por completo no podría terminar por algunos años, y sería una pérdida de tiempo, Sofía en los años en los que...