Anexo relevante, la sucesión cura.

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 Era la cura a su propia enfermedad, porque cuando llegaba, sanaba todos los dolores instantáneamente como la mejor de las medicinas, pero cuando se iba, cuando se iba un entumecimiento se apoderaba del todo; y no sólo desarmaba las curas sino que enfermaba violentamente. Y la sucesión, quiero resaltar, que siempre que alguna vez se fue, otra volvió; y era así como a cada vez que sanaba cada uno de los dolores, dejaba otros más fuertes y más difíciles de curar (casi que desarmaba también a la esperanza), y un día regresaba, como si nada hubiese pasado, y reconstruía todos y cada uno de los pedazos que había que reconstruir para rehacer el todo. Y en medio de todo esto yo miraba un fósforo, estaba encerrado en una pequeña pieza que solía guardar las escobas del local, y prendía un fósforo. A veces tomaba cosas, como este pequeño palito de madera que prendía fuego con sólo rasparlo, como un respiro en medio de todo el caos. Pero hoy no funcionaba, es decir, yo estaba en la pieza viendo arder el fuego y fue en el mismo momento en el que llegaba a calmarme cuando noté algo que me desestabilizó por completo. La sombra del fuego no era sombra, ¿y cómo iba a tener sombra el fuego si el fuego era la luz? Pero no tenía sombra, y más allá de toda la explicación lógica yo seguí delirando en aquella copia barata y negruzca de mi fósforo y de su humo, porque se veía el humo saliendo desde aquellas sombras, se lo veía alejarse desde algún lado hasta perderse en algún otro. Pero para quien no estuviese viendo al fuego, como yo que sería un ser privilegiado, ¿el humo salía de un incendio que nacía, o estaría apareciendo como el punto final? ¿Sólo con ver la sombra del humo, había o no incendio?

Y nos vi a nosotros, y vi un paralelismo, vi nuestro camino que probablemente coexistió en ambos dos caminos a la vez, y yo veía el ardor forestal, miles de hectáreas siendo arrasadas por la voracidad, pero vos ahí, veías la tibieza, la calma de una tibieza que ya había arrasado con todo, pero que no deja de ser calma porque ya se sabe finalizado el incendio, ya hay cifras (y siempre nos calman) de su real impacto y no hay desesperación por querer detenerlo a toda cosa. Hubo incendio, hubo fuego, hubo rastro, hubo ceniza y se detuvo lentamente. ¿Causa, duración, motivo? 

Para SofíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora