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Mi cabeza simplemente ha triturado mis neuronas, cebelo, cerebro y todo lo que pudiese tener adentro.

    -TÍA TRISH.-gritan al fondo de mi consciencia tres voces de niños y yo quiero llorar.

-NO GRITEIS TONTOS DEL CULO.-grita Ted y las lágrimas salen de mis ojos.

¿Por qué bebí tanto?

-Tenemos que darte tus regalos de graduación.-dice Ed y alguien me da un beso en la frente.

-Esperar dos minutos.-abro los ojos y Ed,Dylan y Peter están sonriendo.

Sigo teniendo mi vestido de graduación con lo cual es resistente a todo tipo de amenazas.

Me cepillo los dientes, me peino, me hecho colonia para quitarme el olor a basura y finalmente me lavo la cara para luego salir con una sonrisa falsa.

Siento que en cualquier momento me voy a desmayar.

    -Los míos son los del papel rojo.-dice Peter.

  -Los míos los de rayitas.-dice Ed.

-Y los más bonitos y mejores son los del papel de corazones.-dice Dylan con una sonrisa de oreja a oreja y yo me río.

-No hacía falta...¿Lo sabéis no?

-Calla y abrelos.-dice Peter.

Las lágrimas salen pero está vez no es por el dolor de cabeza sino por los maravillosos regalos que me han hecho.

Tengo como 20 potraretratos y cada uno tiene foto de ellos, de los chicos incluyendo Justin y French y en algunas salgo yo. Como ya sabían el regalo de Trevor lo hicieron especialmente para decorar mi casa.
Una cámara igual a la de ellos, una pulsera que tiene la inicial de ellos tres, un cojín que tiene imprimida la fotos de nosotros cuatro, sus libros favoritos y sus películas favoritas para que no me aburra estando sola en la nueva casa, un cactus porque es difícil de que se muera, una camiseta que pone "Los cuatro mosqueteros" y abajo como no la foto de nosotros, unos pendientes de flores según ellos esos fue los que Jay le dijo que comprará y finalmente cada uno escribió una carta para que siempre me acordara de ellos cuando estuviese triste.

   -Os quiero un montón.-digo llorando y los tres vienen y nos damos un profundo abrazó.

  -Yo no quiero saber como vas ha llevar todo eso a tu nuevo hogar.-dice Jay con cara zombie y yo me río.

-Mi chofer me ayuda.-le guiño el ojo y este niega.

Después de comer y de que Sketch vomitara en el coche nuevo de Holly. Jay me lleva a mi departamento.

   -Ay la madre...

  -Trevor siempre va a lo grande.-dice Jay y salimos del coche y me coge de la mano para indicarme que portal es.

El portal tiene incluido un conserje que este nos sonríe y nos da la bienvenida. Sus paredes están llenas de espejos, el suelo es de marmol blanco y tanta elegancia hace que mi estómago se revuelva.

    -Creo que me voy a mudar por aquí cerca...

  -Ojala mis vecinos no sean antipáticos...

  -Eres la única persona que he conocido que se preocupa más por los vecinos que por si le va ha gustar el piso...-dice Jay riéndose y yo me encojo de hombros y entramos en el ascensor.

Abrimos la puerta y me hecho a llorar al ver que la entrada tiene una foto en grande de mi familia. Tenía 3 años en esa foto... Mi padre sonríe mientras yo estoy en sus brazos sacando la lengua y mi madre tiene a Holly y ambas están sacando morritos.

Paso mi mano por sus caras y mi corazón se recoge.

   -Te pareces mucho a tu padre...-dice Jay abrazandome y yo asiento.

-Tenía 3 años en esa foto...

Toda la casa está decorada y con todas las cosas que pueda necesitar. La gama de colores se basa en tonos blancos, grises y azules marinos. Tiene la habitación principal con baño individual, dos habitaciones para invitados ambas con baños individuales y una habitación grande en donde tengo que pensar que voy hacer con ella, dos baños apartes, la cocina es mi parte favorita porque es tal y como había soñado, en forma de isla y de granito. El salón tiene dos grandes sofás y una televisión más grande que la pared.

     -Me encanta.-digo después de recorrer toda la casa.

   -Mi habitación favorita es tu baño...

-Creo que cuando me instalé tomare un baño relajante...

-¿Y no me invitarás?

-Lamento informarte que no.

-Uy que egoísta.-dice y corre hacia mi, me coge en brazos y me tira en el sofá para empezar hacerme cosquillas.

Contigo, una y otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora