"Cada vez que te vas
te llevas una parte de mí contigo
no puedo continuar diciendo lo mismo
porque cariño, ¿no lo ves?
lo tenemos todo".
"Everytime you go away" – Paul Young (1985).
ALFRED:
Me hubiera encantado poder detener el tiempo en este preciso instante. Choqué, instintivamente, nuestras narices suavemente, mientras ella continuaba dibujando círculos bajo mi camiseta y yo me mantenía a la espera. En realidad, no me estaba sintiendo nada incómodo, a pesar de lo que había esperado después de aquel baile tan sugerente que nos habíamos marcado en medio de la pista. Sin embargo, yo podía sentir el rubor en sus mejillas.
Se acercó brevemente a mis labios, y depositó un suave beso en la comisura. Esperé paciente. Tampoco quería forzarla a nada. Me sonrió, suspiró cerca de mi boca y me repasó los labios con el dedo. Sentí un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo, no pude evitar sonreír. Porque solo me había pasado esa vez, nunca antes.
Y entonces sucedió. Literalmente, me devoró. Cualquiera que nos hubiera visto, habría pensado seriamente que éramos dos animales en plena época de celo. Mordisqueó mi labio inferior, antes de recorrer mi boca con su lengua. Sabía deliciosamente. Yo solo era capaz de tirar de ella hacia mí para tenerla cada vez más pegada a mí si aquello era físicamente posible, cosa que dudaba.
Aquello estaba empezando a dolerme seriamente. En todos los sentidos, porque estaba experimentando cosas que jamás había sentido y estaba muy impresionado. Ella se separó de mí, no sin antes repasar con su lengua mi labio que debía estar bastante hinchado por nuestra actividad. Se me quedó mirando, mientras parecía que nos íbamos a fundir el uno con el otro, allí mismo, sin contemplaciones.
—Podría pasarme toda la noche así —confesó con voz ronca.
¡Dios! Recorrió mi mandíbula hasta mi nuez, mientras yo solo era capaz de sentir escalofríos ante cualquier breve contacto que teníamos. Los dos, ya no podíamos negarlo, estábamos demasiado calientes. Por un segundo mi mente volvió hacia dentro del local, porque sus amigos se preguntarían dónde estábamos.
—Tus amigos van a empezar a hacer preguntas.
—Deberíamos irnos.
No sonó a invitación. Tiró de mi mano y me sacó del local hasta llegar al hotel dónde nos hospedábamos. No hizo preguntas, ni yo tampoco. Los dos sabíamos lo que iba a pasar entre aquellas cuatro paredes. ¡Lo llevaba deseando desde que la había conocido! Aunque se lo hubiera negado a mis amigos por activa y por pasiva, aquella chica me había conquistado en todos los sentidos por más que yo no quisiera verlo.
Mantuvimos la compostura hasta que llegamos a mi habitación. La 1115. Ella pasó delante, y cuando cerró la puerta tras de mí, me acorraló contra ella y nuevamente jugó de devorarme y a empezar a desnudarme. Primero la camiseta y luego los pantalones. Mis calzoncillos, por supuesto, no dejaban nada a la imaginación. Bajó su dedo índice por mi pecho hasta llegar al principio de mi bóxer, dónde directamente metió la mano. Me miró directamente a los ojos, de manera sensual y seductora.
—Parece que alguien está muy caliente —dijo seductoramente.
Y pasó toda su palma por mi pene, que estaba a punto de explotar. Ahora me tocaba a mí. No sacó su mano de mi bóxer. Continuaba jugando con mi pene moviendo su mano rítmicamente de arriba hacia abajo, dibujando círculos en la punta con su pulgar, y cuando parecía que estaba a punto de correrme, me daba tregua por algunos minutos. Aquello estaba siendo demasiado hipnótico.
ESTÁS LEYENDO
Aunque tú no lo sepas
FanfictionUn hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper.
