"Tú que cuidas cada nota del compás
que caminas sin miedo por el pentagrama
y que haces que todos queramos formar parte de tu sinfonía,
¿qué te parecerá esta canción, Mireia?
es toda para ti, para siempre, Mireia".
"Mireia" – Judit Neddermann (2016).
AMAIA:
Los dos dormitamos durante varias horas en las que la espera se nos hace eterna. Esto está siendo mucho más tedioso de lo que yo había pensado en un principio. Y aunque me has traído todas las revistas habidas y por haber en el kiosco, me aburro mucho. Las enfermeras tampoco ayudan a que el sueño sea prolongado. Cada hora como máximo abren la puerta de la habitación y nos despiertan. Todas me dicen algo significativo: que están convencidas de que todo va a ir bien. Supongo que se lo dicen a todas las mujeres que esperan a dar a luz. Por primera vez en toda la mañana vuelve mi ginecóloga, mientras Alfred ha ido a comprar algo para comer. Casi agradezco que esa visita me pille a solas, porque ella lo ha notado desde el principio. Tengo más miedo que vergüenza. Lo único que es capaz de quitarme todo ese pavor es pensar en nosotros tres.
—Va todo bien, dentro de los planes esperados. Pero como todas las madres primerizas, estás a punto de pensar que vas a echar el corazón por la boca.
—Sí —musito mirando por la ventana.
—Lo que pasó hace dos años...
—No estoy preparada para hablar de eso.
—Es parte de tu pasado. Y te guste o no, forma parte de tu vida para siempre. Ser padre es una de esas aventuras que todos los días trae algo diferente. No dejes que el pasado emborrone el futuro. No merece la pena.
—Creo que todo el mundo dice que las cosas van bien para que me lo crea.
—Bueno, puede ser, claro —se sonríe, te estoy empezando a coger el punto—. ¿Has pensado ya algún nombre? O bueno, mejor dicho, habéis pensado. Es un chico muy atento —no puedo evitar suspirar y sonrojarme un poco, soy afortunada.
—Alguno hay, pero nada seguro. ¿Falta mucho?
—Quizás antes de la hora de la cena, estemos todos.
Se despide de mí, agitando su carpeta al viento, y diciéndome que el reportaje de bodas es maravilloso. ¿Me has leído el pensamiento o qué? No, no me has leído nada, estaba hojeando una revista sobre bodas... Alfred, ¿me estás queriendo enviar señales luminosas? Niego con la cabeza mientras me sonrío, antes de que aparezcas por la puerta, pero no estás solo. Tu tono de voz sigue siendo inconfundible, tan especial... Me gustaba saber que iba a compartir contigo el momento más especial, que estaba a punto de cerrar el círculo, así que no puedo evitar llorar cuando Alfred nos deja solos y tú me abrazas igual que aquella vez solo que esta vez me recuerdas que he tenido que ver la tormenta para poder vislumbrar ahora el arcoíris.
—No me equivoqué cuando estuviste en casa —me dices limpiándome las lágrimas que corren por mis mejillas—. Yo lo sabía.
—¿Sobre qué?
La semana que pasé en tu casa fue larga, intensa emocionalmente, y me hizo conocerme un poco más profundamente porque empecé a liberar peso. Gracias por tanto y perdón por tan poco. Quizás debas ser mi padrino de boda o, al menos, uno de los testigos. Sí, eso será la mejor opción. Pero para el carro Amaia, que quizás vas demasiado rápido y no os hacen falta papeles.

ESTÁS LEYENDO
Aunque tú no lo sepas
ФанфикUn hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper.