43.- Entra en mi vida

2.3K 145 55
                                        

"Mucho gusto, ya no existe nadie más

después de este tiempo juntos, no puedo volver atrás

tú me hablaste, me tocaste, te volviste mi ilusión

quiero que seas la dueña de mi corazón".

"Entra en mi vida" – Sin bandera (2002).

ALFRED:

Por suerte nuestra llegada a casa se dio en las condiciones más tranquilas del mundo. Bien entrada la madrugada, sin periodistas a la vista y en total silencio. No se lo habíamos dicho a nadie que volvíamos. Así que cuando metí la llave en la cerradura de casa, mi madre apareció en medio del pasillo, mientras tú y yo tirábamos de las maletas, en bata y camisón pensando que había entrado en casa el Séptimo de Caballería...

—Alfredo, Alfredo, levanta que han entrado a robarnos —oigo desde tu habitación y comienzo a percibir tu silueta—. ¿Quién anda ahí?

Por fin encuentro el interruptor y me encuentro con un par de maletas a los pies de la entrada, que hacen que por poco no me caiga de bruces, mientras mi padre aparece somnoliento por detrás de mamá y se sonríe. Amaia y yo debemos parecer de todo menos dos ladrones.

—Ay, Alfredo, son los chicos... —dices sonriendo de oreja a oreja... y eso que solo hace tres meses que no nos vemos, verás cuando me independice.

Pasamos al salón. El jet lag va para largo porque Amaia y yo estamos frescos como una lechuga, tanto que no tenemos ni pizca de sueño. El vuelo ha sido largo y raro. Pienso en cómo me ha cambiado la vida. Nos fuimos dos y volvemos tres. Verás cuando se lo cuente, creo que te has dado cuenta por cómo me sonríes y me aprietas la mano mientras mis padres nos ponen al día. Sus maletas son porque viajan a Pamplona invitados por tus padres.

—¿Y qué se supone que celebramos? —preguntas totalmente intrigada.

—Bueno, cariño, tus padres cumplen cuarenta años de casados... y esas cosas siempre se celebran, ¿no? —te dice mi madre con cara risueña—. Claro que quizás deberías llamarles para avisar de que vais a venir con nosotros...

—Sí, mañana por la mañana antes de salir la enviaré un mensaje para ponerla al día.

Tiras de mí hacia mi habitación... un momento, ¿tú desde cuando conoces el camino a mi habitación? Pero el cansancio me vence y dejo de hacerme preguntas que ya tendré tiempo para formularte en mejores momentos. No ha sido un viaje fácil, pensé que iba a echar hasta la primera papilla cuando entramos en aquellas horrendas turbulencias. Me dejo caer boca abajo en la cama mientras tú te sientas en un borde de la cama y jugueteas con mi pelo salvaje.

Sé que ahora es cuando me vas a decir que tenemos que ir, que es importante estar allí pero no sé qué pintamos mis padres y yo allí sinceramente. Claro que a partir de diciembre, o esas son las cuentas que hemos estado haciendo, nos habremos convertido en familia en todos los sentidos. Estoy tan ilusionado. Te acaricio la barriga, mientras cierro los ojos, pensando en el futuro. La vida dentro de la vida. No tardamos mucho en meternos en la cama, pero nos damos cuenta de que vamos demasiado cargados de ropa a los pocos minutos cuando caemos en la cuenta de que no necesitamos taparnos hasta las orejas ni llevar pijamas de manga larga... aquí vuelve a hacer mucho calor.

—Creo que mi madre se ha precipitado al aceptar la invitación de tus padres.

—Te puedo asegurar que no... si les ha invitado es porque le habéis caído en gracia... ahora te puedo asegurar que mi familia puede resultar tan intensita como yo... —no puedo evitar sonreírme, mientras me pego bien a ti—. Verás cuando lleguemos, mi madre se va a quedar tiesa en el sitio...

Aunque tú no lo sepasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora