60.- Tu canción

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"Sé que en ti puedo encontrar

esa voz que me abriga si el tiempo va mal

todo es perfecto si estás

a mi lado creando una nueva ciudad".

"Tu canción" – Alfred García y Amaia Romero (2018).

AMAIA:

Jugueteo nerviosa con mi anillo de casada. Siempre me sonrío cuando lo hago, porque la mayoría de la gente no entiende por qué no llevo anillo de compromiso. Nunca lo ha habido. No tenemos un compromiso basado en nada material, ni lo he necesitado en este tiempo con él. Pero estoy empezando a preocuparme, así que acudo rauda y veloz hacia la cocina, y tomo otra rosquilla. Anillo de compromiso no tendré, pero rosquillas en casa hay sobradamente así que la gente no lo verá, pero tener anillo de compromiso tengo, solo que no aguanta mucho tiempo en mi poder. Es la primera vez en todos estos años que llegas tarde a una cita y la de hoy no es una cita cualquiera.

Atisbo el mar desde el gran ventanal del salón. Ese había sido el único capricho que te habías dado en nuestra casa. Que el mar tuviera una buena vista. Y la tenía. Pero hoy no estabas aquí para contemplarlo conmigo. Aunque te he llamado varias veces, no ha habido respuesta, sé que hoy sabes qué día es, tú nunca te olvidas de las fechas importantes. Me asusto cuando siento unas manos suaves como balsas de aceite se posan sobre mi cintura y me rodean. Noto el peso de la barbilla encima de mi hombro izquierdo. Suspiro. Por fin estamos en casa.

—Ya pensé que no ibas a venir... —dije mordiéndome el labio.

—No me podía perder esta cita por nada del mundo. No todos los días se cumplen diez años como un hombre casado.

Me doy la vuelta y, aunque estamos totalmente a oscuras, estamos juntos. Diez años después. Te beso. Y me besas. Y te abrazo fuerte, como si fuera el primer día que vuelves a casa después de un largo tiempo fuera, aunque nunca te has marchado más de tres noches seguidas y cuando lo has hecho hemos ido contigo.

—¡Feliz décimo aniversario, mi amor!

No sé cómo, ni cuándo lo has conseguido. Pero lo has hecho. Durante nuestra mudanza a esta casa desde la mía, no sabía en qué momento, se había perdido una gran cantidad de vinilos que aunque su valor económico era escaso, para mí, pesaba más su valor sentimental. Había dado vueltas a mi cabeza en miles y miles de ocasiones para recordar dónde estaban, pero no lo recordaba. Allí estaban todos. ¿Cómo lo habías hecho?

—¿Cómo lo has conseguido? —pregunté estupefacta.

—Un buen mago nunca revela sus trucos... —contestas sonriéndome.

—Yo no te he comprado nada —y te enseño mis mejores pucheros, totalmente contrariada, nunca intercambiábamos regalos en estos días, era una especie de norma secreta entre nosotros dos—, y me sabe mal.

—Ya me has hecho muy buenos regalos en estos diez años, me quedo con eso.

No recuerdo un solo día malo en esta década juntos. Los podría haber un poco más grises, pero nunca tristes. Tú también me has hecho buenos regalos, puedes estar convencido de ello. Dudo que pudiera haber conseguido tanto sin haberte hecho caso en tantas ocasiones. Pero en este décimo aniversario tengo una propuesta para ti que me lleva dando vueltas en el cerebro durante más de tres años. Aunque nunca he encontrado el momento adecuado para decírtelo. El momento es ahora. Los dos no tenemos planes previstos para el próximo año, tiene que ser ahora.

Aunque tú no lo sepasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora