"Mirando me quedo esperando
aún anticipando amor, nunca dudando
para convertirnos en los predestinados
entrando y retornando a algún lugar para esconder
mirando en cámara lenta, cuando te vuelves y me dices:
¡quítame la respiración!".
"Take my breath away" – Berlín (1986).
ALFRED:
Falta solo una semana para Navidad, en realidad faltan apenas cuatro días. Los voy tachando mentalmente en mi calendario particular. Y sé que te llevo huyendo desde hace muchos días, cuando tu hermano habló conmigo la noche antes y a la mañana siguiente te sacó a rastras de la habitación para darte algo muy importante, o eso te dijo mientras me sonreía y cerraba la puerta para dejarme con un palmo de narices. Había abierto el sobre mientras tú hablabas con él. Siete fotos, con una conocida marca del corazón asociada y una frase escrita en un papel: "Retroceder para avanzar, caer para levantarse, hablar escuchando para comprender". Le daba vueltas, pero no entendía nada. Y sabía que tú habías visto las fotos, porque lo habías comentado con tu violinista, hacíais una buena pareja cómica, ella una mujer con los rasgos muy marcados con tu cara de niña al lado...
Pero el contenido de las fotos, de las que me pides insistentemente hablar, y yo siempre encuentro la excusa adecuada en mi cerebro, me atormenta. Me agobian, me maltratan psicológicamente. Sé que tengo respuestas para tus preguntas, pero no estoy seguro de que te vayan a gustar. Sabes, por mi propia boca, que desde Pamplona he bebido los vientos por ti, pero esas fotos están hechas menos de una semana después de nuestra primera —y desastrosa— cita en una habitación de hotel. No te percibo enfadada, sino receptiva. Pero no quiero, no estoy preparado para enfrentarme al abismo de que me partas la cara en pedazos y tener que seguir viéndote todos los días.
Y me estaba empezando a agobiar, a no volver a dormir por las noches, a echarte de mi lado con tal de que no vieras mi miseria... estabas ahí, pero yo no quería que estuvieras cuando me entraba la flaqueza mental. Así que había aprendido a sobrellevar esos momentos sin ti. Y sé que era injusto, porque tu mirada era de preocupación absoluta. Aunque yo me empeñaba en decirte todos los días cuando nos íbamos a dormir que todo estaba bien. ¡Mentiroso!
Mi madre también está muy preocupada, sé que incluso te ha llamado. Me lo ha dejado caer varios días seguidos y en uno de esas llamadas he podido escuchar como tratabas de tranquilizarla diciendo: "Para él está siendo un poco duro, no está acostumbrado a esta presión, pero él es fuerte, se pondrá bien, y yo haré todo lo que esté en mi mano para que se sienta cómodo". Y sé que lo intentas, pero yo te echo de mi lado. Quizás buscando suavizar tu decisión por las fotos. Sé que tú también las has visto, si no, no me pedirías hablar de ellas, si bien yo he retrocedido. Antes no había tabúes entre nosotros, ahora parece que he construido un muro de cemento armado que nos separa aunque compartamos el mismo colchón todas las noches. Me agobio, me falta el aire, salgo al balcón pero no es buena idea, un fotógrafo me apunta con su objetivo, me quedo con ganas de hacerle una gran peineta pero me contengo. Me visto y bajo a desayunar, o más bien a dar vueltas a mi café...
Roi, tu road manager, me pilla por banda. Él tampoco tiene buena cara. Y sé por qué. Seguramente, salir a la terraza a dar acordes inconexos a las cuatro de la mañana, no le sea de demasiada ayuda. Me da un abrazo cuando me ve, tengo una relación demasiado especial con él. No somos amigos, pero nos conocemos demasiado bien.

ESTÁS LEYENDO
Aunque tú no lo sepas
FanfictionUn hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper.