46.- Fil de llum

2K 141 46
                                    

"Vuelvo otra vez a recordar tu cara frente a mí,

mi oreja escuchando tu voz hablando bajito

diciéndome que ganarme el destino solo dependería de mí

y prometí aceptar el reto a partir de aquel instante".

"Fil de llum" – Andreu Rifé (2013).

AMAIA:

Sentía que estaba invadiendo la casa de tus padres aunque ellos, especialmente tu padre, habían insistido en que me tomara el tiempo necesario. Creo que están empezando a sospechar algo, igual que mi madre. Que no para de llamarme todos los días para preguntarme si estoy bien. Mamá, ¿si te cojo el teléfono es que estoy bien o no? Sólo te falta venir a comprobar si respiro por mí misma. Estoy muy nerviosa, en permanente tensión y tú también te has dado cuenta. Desde que se acerca el día de hoy, vivo en una constante preocupación. Quiero creer que todo va ir bien, pero al rato la cabeza se me nubla y vuelvo a pensar que todo va ir mal.

—Deberías dejarte de morderte las uñas... si es que te quedan —me dices con total parsimonia y tu sonrisa angelical—. ¿O quieres quedarte sin dedos?

En realidad sin lo que me estoy quedando es sin paciencia. La llegada de la tarde del viernes se me hace eterna. Las horas se me pasan cada vez más lentas. Y me aterra la llegada del martes, porque supone que Mario y yo nos vamos a volver a ver las caras después de aquel sueño tan onírico. Estoy realmente preocupada por esto, no quiero tener más problemas. Necesito un poco de tranquilidad en mi vida.

Alfred, en cambio, está tan tranquilo. No lo aparenta, sé que está tranquilo. Él está convencido de que nada puede ir mal. Ni siquiera con mis antecedentes. Y yo opino todo lo contrario. Aunque no se lo diga directamente, no quiero romperle todos los sueños de golpe. Está demasiado ilusionado. Y yo pienso en que nunca hemos hablado de formalizar, quizás lo hagamos cuando por fin me den la sentencia de divorcio... aunque claro mi abuela fue clara: nada de matrimonio sin niños. Y la abuela nunca fallaba. Sabía que ella tampoco estaba preocupada, me había llamado solo una vez para decirme que estuviera tranquila y que, sobre todo, ocupara mi tiempo en cosas importantes. Pero yo no encontraba nada más importante que seguir dándole vueltas a todo lo que hice mal en mi anterior embarazo. ¿Lo había hecho tan rematadamente mal?

—¿Sigues pensando que va a salir mal, verdad?

No quiero decepcionarte, pero siento que es lo único que llevo haciendo desde que hemos vuelto de Buenos Aires. Lo que debería ser la noticia más feliz de nuestras vidas, yo lo estoy convirtiendo en casi lo peor que nos podría haber pasado. No quiero ser dura conmigo misma, pero no puedo evitarlo.

—Sí —digo con tono triste y los ojos clavados en ti.

—Anda ven —y me siento a tu lado mientras tú me rodeas con tu brazo—. Ya te lo he dicho muchas veces, saldrá bien, dentro de un año estaremos viendo a nuestra criatura por aquí y a nosotros con unas ojeras del quince. Lo sé.

Sé que no te puedo hacer cambiar de idea. Tú puedes tratar de hacerme cambiar de parecer, pero no creo que lo vayas a conseguir con toda seguridad y eso me asusta. Sé que necesito mucha tranquilidad en estos meses porque necesito que todo vaya bien. No quiero que todo vaya bien, no, yo necesito que todo vaya bien. Y me asusta tener que pasar contigo otra vez por lo mismo. Aunque sé que sería totalmente distinto.

—Estás asustada y es normal, pero tienes que confiar un poco en la vida. Si tiene que salir mal, saldrá mal. Y punto.

—¿Vas a venir conmigo al médico, verdad?

Aunque tú no lo sepasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora