"Dame solo un momento
dame amor del más cierto
no te pido más nada,
dame de tu mirada,
y de tus sentimientos,
siente si estoy sintiendo".
"Tengo ganas" – Andrés Cepeda (2001).
ALFRED:
Después de tanta insistencia, acepto viajar a Londres. Un promotor me ha ofrecido dos conciertos en una sala, y a pesar de que me idea era rechazarlo para volver a casa cuánto antes, tú casi me obligas a aceptarlo. Y me pregunto por qué tanta insistencia. Eso supone que voy a estar una semana fuera de casa y no quiero ni pensar en lo cuesta arriba que se me va a hacer. Especialmente ahora que mi hija parece ser consciente de todo lo que pasa a su alrededor, estoy tan orgulloso de ella. Soy un padre muy baboso, pero me da igual. Ya estás a punto de cumplir nueve meses y tus avances son grandes día a día. Y me jode mucho tener que perder una semana a tu lado.
—Sabías que esto podía pasar en algún momento —me dice mi tío mientras yo miro por la ventanilla—. Además, son solo siete días de nada...
—Joder, tío... —chasco la lengua—, para ti son solo siete días. Y para mí es toda una eternidad. Ahora es cuando se está empapando de las cosas. Y yo quiero estar bien presente.
Y lo comprendo. La vida del músico la tengo asumida. Pero Amaia y yo habíamos quedado en que como mucho tres días fuera antes del primer año de la niña. Y ahora me veo una semana por delante sin mi hija. Llámame baboso o lo que quieras, pero yo la necesito a todas horas. Si sé que no está cerca la echo de menos, y si dos días ya son jodidos de aguantarme, te vas a querer cagar con una semana.
—Las cosas con ella, veo que no han mejorado mucho en los últimos días.
Pues no. No han mejorado ni creo que lo vayan a hacer. Joder, tío, mira que intento entenderla y no ser borde pero es que me sobrepasa. Es como si me recorriera un cortocircuito y no supiera seguir adelante sin volverme a dar una contestación cargada de ironía y mala leche. Me pone enfermo. Con esa sonrisita y tirándome los tejos a todas horas. Sé que tenía que haberle pedido consejo a Amaia, porque ella me habría ayudado a encontrar la manera más correcta de pararle los pies sin ser un insensible de tres pares de narices, pero me da un pavor horrible que piense que a mí me pasa lo mismo con ella, aunque yo sé que Amaia confía plenamente en mí. Además, tampoco le he dado motivos en todo este tiempo para que desconfíe de mí.
—Creo que tenemos que hablar con Javier.
—¿Algo no marcha bien? —tu cara es todo un poema y no puedo evitar sonreír.
—No. Todo marcha bien. Pero creo que no la necesito.
—Alfred, ya hemos hablado mil veces de eso.
Claro que lo hemos hablado mil veces aunque no soy capaz de hacerte ver que quiero imponer mi criterio. Con tu aprobación o sin ella. Con ella me iba a resultar todo mucho menos violento que si me desprendo de mi asistente y te enteras por ella cuando pusiera el grito en el cielo y me tachase de todo menos de ser buena gente. Aunque ya se me estaba agotando la paciencia porque su acoso y derribo era mayúsculo, ya no sabía ni cómo evitarla. Me resultaba a mí mismo tan patético...
—Creo que es lo mejor para los dos. ¿No ves cómo me mira?
—Con los ojos, como todo el mundo.
ESTÁS LEYENDO
Aunque tú no lo sepas
FanfictionUn hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper.
