EPILOGO

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EPILOGO

Alice sostenía en brazos a su pequeño hijo llamado Nicolas Staton Bomer de apenas de 2 semanas de nacido, estaba enamorada completamente de su bebé, lo mece en su pecho mientras sigue cantándole una canción de cuna para hacerlo dormir después de haberle dado de comer.

— Duérmete mi niño, duérmete mi sol, duérmete pedazo de mi corazón.

En ese momento entra Matt a la habitación pero se queda un rato mirando a su esposa con su hijo y sonríe mientras ella le da un beso en la frente a Nicolás sin dejar de cantar, su hijo parecía muy a gusto en los brazos de su madre.

Como amaba a su familia y mas con la llegada de Nicolás que le había dado un respiro a todos, ahora que se había retirado para siempre de los negocios sucios se enfocaba en la empresa que le había dejado Milton y le iba bien siendo un empresario honesto. Por fin había comprendido con su verdadera felicidad eran ellos aquellos que habían creído en él y le dieron su apoyo incondicional siempre cuando se equivocaba pero así es el ser humano falla pero siempre logra levantarse eso fue lo que hizo Matt.

Sigue mirando a Alice con su hijo, recuerda la niñez que tuvo esos momentos donde fue maltratado en el orfanato aquellas cicatrices que jamás podrá lograr sanar porque había quedado para siempre en su memoria, había decido no decirle a nadie porque lo último que quería es causarse más dolor prefería recordar esos pequeños momentos de felicidad que tuvo en su infancia, los que verdaderamente importan.

—  ¿Matt? ¿Cariño? ¿Sucede algo?—La voz de Alice lo saca de sus pensamientos, se acerca a ella y se inclina para darle un beso en la frente.

—  No pasa nada, mi musa. Es solo que soy un hombre más feliz porque lo tengo a ustedes—Mirando a su hijo recién nacido que esta dormido—No sabía que cantabas tan hermoso.

—  ¿Me escuchaste?—Sorprendida y sonrojada.

—  Si—Sonríe—Otro maravilloso talento que tiene mi amada esposa ¿Qué otras cosas harás que no he descubierto?

—  Ninguno—Dice sonriendo después mira a Nicolás—Solo quería que se durmiera, este bebé es un angelito.

—  Es un ángel como tu, Alice—Le da un beso en los labios—Siempre dulce y hermosa, cuando más te veo más me enamoro de ti.

—  Que bello eres—Acaricia el rostro de Matt con su mano y sonríe como enamorada—Aún no puedo creer que tu que me habías dicho que no te enamorabas nunca ahora estemos aquí después de tantos años y aún sigamos juntos, con una increíble familia, no puedo estar más agradecida con la vida.

—  Lo que pasa es que un hombre puede cambiar, tú lo hiciste conmigo. Sino fuera por ti estaría de nuevo en la cárcel o muerto, sabia que tenia alejarme de todo lo malo para estar con ustedes. No me arrepiento porque tome la mejor decisión de todas, te amo preciosa.

—  Te amo, hermoso.

—  Lindura—Sonríe.

—  Galán.

—  Perfecta—Le da un beso en la nariz.

—  Cuchitura—Matt se echa a reír.

—  Mamacita—Alice se sonroja pero se ríe también.

—  ¿Mamacita? ¿Por qué me miras así? ¿Acaso quieres hacer lo que estoy pensando? ¡Pero lo hicimos esta mañana!—Escandalizada.

Matt toma a Nicolás de los brazos de Alice lo coloca en la cuna acariciando su cabeza le pone la manta encima luego agarra a su esposa de la mano para salir de la habitación pero antes de llegar al pasillo, la arrincona en la pared para besarla un beso fogoso y apasionado que la deja sin aliento tiene que agarrarse de sus fuertes brazos para no caerse.

—  Es que te deseo a todas horas—Los ojos grisáceos de Matt aun tomado un tono oscuros  y le muerde levemente el labio a Alice, gime sorprendida pero a la vez siente que su cuerpo se estremece arqueando las caderas puede notar lo excitado que esta por ella—Mi preguntona, mi vida, mi Alice, mi esposa, mi Musa y mi hogar.

 

La noche cae rápidamente la Ciudad del Pecado la gente susurra en las calles que ya no había peligro que todo había terminado pero se habían equivocado aún la amenaza esta presente y esta acercando.

Le da una última colada a su cigarrillo antes de arrojarlo al suelo pisarlo con su costoso zapato, cerrando su puño al costado de su cuerpo viendo como Henry Bomer toma de la mano a Mary-Jean Davis, esa chica había arruinado todo e iba a pagarlo.

Sabía que solo uno podía vencer, solo uno podía ser el mejor.

Ciudad Del Pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora