El candil del alma

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Candil que
alumbras la vida
iluminando el alma,
en cada resquicio
con tú luz
despejando incertidumbres,
como un sol
de medianoche
enciendes el rostro
de la oscuridad
en un instante
glorioso de gozo.
Dicha del fuego
que no quema
delicada llama que no se
extingue en la eternidad.
Lámpara perpetua
que no se apaga
en el santuario del corazón.
Dicha del ser que
conmueve en su ternura.
Si en el silencio
de la noche se apresura
que no se anhela
más hermosura
que encontrarse
dentro por ventura.
Amor que no muere,
si no es de dulzura.


Alberto Real Borrueco

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