La flor de mis adentros

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Es el perfume
que jamás olvidas,
el que se queda
impreso en tu memoria
por más
que pasen los años
la fragancia perdura
más allá
de la edad del cielo.
Una flor al filo
de un precipicio,
desafiando
la caída hacia
un vacío
de un profundo
abismo
sin fin.
Al final
de todos los caminos
se asoma
una flor
de colores imposibles
que nadie
pudo contemplar.
La única flor
apunto de desplegar
sus pétalos
esperando el sol
que siempre
esta apunto de llegar.
Solo un corazón puro
puede encontrar
la llave que abra la puerta
a otra dimensión
para poder entrar
y que marque la ruta
hacia una montaña
sagrada donde
cuentan que puede habitar.
Si traspaso esa puerta
cerrada llamada
la del olvido
y tomo el rumbo
hacia las cordilleras
de mi ser profundo
inicio un camino
hacia la flor
de mi destino.
Y así comencé
andar entre las tinieblas
de una noche oscura.
Entre las brumas
ciego estaba
sin saber si un paso
daba para caer
a un fondo sin fondo.
Así por fin
después de un mundo
habitado por sombras
contemple a lo lejos
mi alma iluminada
con otro rostro
de mujer
en un espejo
de mi ser
la flor divina.
Así que me acerqué
a paso lento
despacio
que solo
se cortó
en aquél instante
mi respiración
al ver el tallo
de su figura
suspendida
en los vértices
del tiempo.
Esperando
abrir su cuerpo
para desprender
tan delicada
fragancia
que aspire
el espiritu
de un néctar
divino
en un encuentro
inédito
la flor de mis adentros.


Alberto Real Borrueco

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