El tiempo no se queda cuando pasan los fragmentos de felicidad No se detiene cuando la angustia del dolor alarga los días apesadumbrados de la desdicha. Todo pasa, nada se retiene, todo va pasando como viene. No se para el viento que acaricia la mejilla de los enamorados que se funden en un beso. No se detiene el viento sobre las lágrimas de la pena, que no corren por los desiertos que absorben la arena. Nada se retiene, nada encadena, la libertad pasa despacio nada la frena. No puede parar al sol cuando aparece por el horizonte dibujando su camino. Nada puede detener al sol cuando llega su ocaso y da paso a la noche que la oscuridad tampoco mantiene. Todo pasa, nada se retiene, en una danza de movimientos, la vida impermanente no se detiene. Ni siquiera queda el eterno presente que va dejando las huellas de los corazones que sienten. La vida pasa de una simiente como pasa la muerte en soles nacientes. Nada es para siempre todo pasa como pasa la corriente, tan sólo queda un misterio permanente de los ciclos eternamente.
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