En el trópico de los abrazos perdidos en ningún lugar. En el paralelo de los besos que no se dieron. En el almacén de los recuerdos, siguiendo el meridiano que lleva hasta las curvas de un cuerpo ingrávido en el pensamiento. Dos polos distintos recorren la geografía de un universo sin límites. Sin llegar a encontrarse en ninguna parte se buscan en el vértice de un sueño. Un deseo inconcluso en los paralelos del tiempo. Dos imanes a un encuentro inevitable. Se rozan dos cuerpos celestes por una extraña atracción sin llegar a pegarse quién sabe si trazando un círculo de espaldas uno al otro. Caminan hasta el reencuentro al final de una circunferencia infinita. En el ecuador de la razón se difumina el anhelo. Por eso no importa cuando cuando nada importa. Qué todo sea cuando sea. Esperando sin esperar, en el hemisferio de los instantes, el siempre ahora. Se piensan quizás en presente, en algún punto de una esfera. En el origen de las partidas no existen despedidas. Cuando a un corazón lo llevas dentro contigo, el final siempre es un nuevo principio. ¿O es que en el amor somos una sola cosa, y no hay distinción?. Un punto dónde se expande la conciencia hasta todas partes. Un solo destino, una sola esencia, un solo océano dónde se funden todas las gotas. Dime que no es quimera, que en todos los rostros se encuentran las almas gemelas.
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