Eres ese rayo de luz que entra por la rendija iluminando mi habitación oscura. Sólo un destello de tu mirada es suficiente para llenar mi estancia vacía. Si veo correr por tu rostro una lágrima, me vale para darme cuenta de la ternura infinita que mana de la fuente de tus ojos, cuando el amor duele tanto cuando ama. Es tu sonrisa el rescate que me salva de una condena segura si me privo del arcoiris de tu boca. En tus dedos la caricia que estremece mi piel cuando recorres los vértices de mi cuerpo trémulo, si me tocas el cielo infinito. Tan sólo saber que existes, me basta para vivir en un delirio de amor, eres la locura que me arrebata la cordura, si pierdo la razón en quererte, que encuentro el mejor secreto guardado en tu corazón. Me das la llave para abrir la puerta de un misterio insondable, oculto en tu pecho de dicha inefable la dulce presencia de un ángel escondido esperando en su refugio nuestro sagrado encuentro divino. Que muere por dentro mi vida pasada, si vivo en ti una vida renovada fruto de la esperanza encontrada. Qué no hace falta más que un instante para darme cuenta de que lo imposible no es quimera en este fragmento de tan dulce espera. La de recorrer el trayecto de tu rostro a mi rostro hasta fundirse en beso y elevarse hasta arriba sin escalera a un paraíso si puedo verte no hay mas infierno si pienso que puedo perderte. Tan sólo si me nombras será suficiente, para vivir en ti si giro como un derviche borracho de amor en el salón de tu mente.
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