Desiertos

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Soledad en el destierro
del dolor y la pena
vagan los fantasmas
de la desesperación
que encadena.
En un desierto
interminable de arena,
el hombre perdido
se adentra
arrastrando el peso
de su cadena.
En busca de un paraíso
del aire que oxígena
acaba respirando
aquello que envenena.
Detrás de un espejismo
de una fuente que suena
acaba engañandose
de ilusoria escena.
La primera gota que cae
si el cielo de repente truena
la esperanza del agua
que en algún
oasis se almacena.
Si no se siente
la sangre que corre
por las venas,
el alma de aquí para allá
sin sentirse plena.
Un desierto en el corazón
soledad que apena,
si miras en tu interior
silencio que se desencadena.
Un manantial de agua pura
si el alma frena,
dentro de ti
en la noche de estrellas
la dulce cena.  

Alberto Real Borrueco

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Alberto Real Borrueco

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