Mi cabeza en tu pecho es todo lo que necesito, si procuro escuchar los latidos acompasados del universo que se expande en tus adentros. Al compás de mis sueños etéreos que penetran en las profundas raíces de una ternura infinita. En tu regazo la aurora si despierto a tu lado amaneceres dulces de rayos de luz que se cuelan por la ventana abierta de nuestro destino. Una presencia cándida y hermosa si se rompe el silencio, al escuchar un suspiro, señal inequívoca de que vuelas junto a mi suspendido en un abrazo de luz que nos mece hasta las nubes forjando nuestro lecho. Melodía preciosa si tu corazón late al unísono con el mio en un vaivén, la música de nuestro encuentro infinito. No hace falta que me invada el sueño para descansar en un lago sereno dónde se reflejan las estrellas para nadar hasta nosotros si iluminan nuestros rostros de magia amorosa. ¡Oh amor que no se donde estamos! ¡Ni que nos ha pasado! ¡Ni en el reloj que hora es! cuando mi cabeza en tu regazo rozo el cielo con la punta de los pies.
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