El viento que pasa

9 0 0
                                    


No poseo. No retengo. Paso por la vida de paso. No convenzo. No llevo la razón. Soy una incertidumbre que en lo único que no dudo es que tengo los días contados por este planeta. No se si habrá otra vida, aunque intuyo que si. No se nada, tan solo que estoy vivo y que todo lo que me rodea es un misterio. No tengo nada. No se quien soy. Quizás un alma intangible atrapada en un cuerpo físico finito. No creo en nada que sea irrebatible. No llevo escrita ninguna verdad en mi frente. Caminan mis pasos hacia un horizonte de paz. Es toda mi esperanza antes de que llegue la muerte. Paz en mi corazón. El amor es lo único con lo que me identifico y me reconforta sentirlo en el silencio. No quiero ganar. Ni perder. No vine para acertar. Ni para ser agradable. No soy lo que esperan los demás de mi. No soy más que un corazón flotando en un océano inconmensurable a la deriva sin destino alguno. Me sumerjo en las aguas para profundizar dentro de mi sin mucho éxito, tan solo atisbo una pequeña luz en el fondo que diviso cuando cierro los ojos y despierto del sueño de vivir sin vivir. No hay nada para mañana. Hoy es todo lo que dispongo en un presente continuo. No tengo expectativas. Ni demasiados planes. Ni estrategias. Tan solo se que soy un viento que pasa. La impermanencia es todo lo que soy. Un fotograma anclado en un instante y después no se. Efímera felicidad que se esfuma tras el sueño de la eternidad. Sin saber nada. Tan solo siento, cuando digo lo siento...


Alberto Real Borrueco

El BarqueroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora