CRETINO

772 55 4
                                    

Abrí mis ojos lentamente y pude ver una luz blanca que me cegaba ¿Acaso había muerto y este era el cielo?

Escuché la voz de mi hermano y supe que no era el cielo sino una clínica en la que me encontraba para que curaran mis heridas.

- ¿Que pasó? - Pregunté confundido mirando a Junki. -

- Bueno... tú te lastimaste con algo. Seguramente sin querer... ¿Verdad? - Preguntó dudoso. -

- Mmmhhhmm - asentí mintiendo. -

Estoy seguro de que él sabía que era mentira pero aún así prefirió creer eso a ver la realidad, él sabía que intenté suicidarme y no hizo nada al respecto.

Las horas pasaban lentamente entre el olor a desinfectante y medicinas del hospital, hasta que por fin una enfermera se acercó a Min Junki y le dijo que podía irme. No sin antes darle una recomendación de que debería asistir al psicólogo.

Salimos de allí en silencio, sin comentar nada de lo que había pasado. Yo me sentía estúpido en mi intento frustrado de suicidio, es decir me había acobardado totalmente. Si hubiera tenido el valor ya estaría muerto.

Mis padres ni siquiera fueron al hospital y al llegar a casa tampoco estaban allí. Cuando al fin aparecieron sólo me miraron con cara de desaprobación negando con la cabeza.

Nadie me preguntó cómo me sentía, o si estaba bien, o al menos el por que de lo que había hecho. Simplemente a nadie le importó.

Bueno sólo para seguir con las comparativas, ya que ahora además de lerdo también era un "loco" que estaba mal de la cabeza.

En realidad no sé porque lo hice, supongo que algo dentro de mí ya estaba muy mal. Yo conozco mucha gente que ha vivido bajo la sombra de otras personas y jamás ha intentado suicidarse, creo que eso solamente fue un pequeño detonante para desatar al suicida que había dentro de mi.

En la escuela siempre fui de los que se sientan a comer su almuerzo solos, o que solo cruzan palabra con alguien para preguntar algo sobre la clase o tal vez pedir una pluma prestada.

Pero después de mi numerito todo fue peor aún. No hay salida en este ring llamado escuela. Estar dentro de ella es como vivir en otra mini sociedad. Allí es una selva en donde ningún adulto puede cuidarte ni defenderte. Así es esta sociedad llena de espectadores que no son diferentes de los abusadores.

Todos observan lo que pasa pero nadie te ayuda, nadie se atreve a decir alto. Mucho menos a decírselo a un maestro, sería lo peor, serías molestado todavía más, serías un cobarde.

Tenía ya 16 años y las burlas aún no cesaban, los niños realmente pueden ser crueles cuando se lo proponen.

Iba al psicólogo cada semana pero realmente no me servía de mucho, solo para que me diagnosticara con depresión, fobia social y TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo).

Otro día más de sufrimiento en la escuela. Llegué como todos los días sin ganas de nada. Me senté en mi lugar y como aún era temprano me puse a dibujar en lo que llegaba el profesor. Aveces me gustaba expresar mis sentimientos a través de dibujos extraños.

 Aveces me gustaba expresar mis sentimientos a través de dibujos extraños

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
DEPRESSEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora