EPIFANÍA

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Vaya que mi padre era rápido, para cuando regresé del psiquiátrico él ya tenía todo listo para el funeral de Min Junki. Tenía ya la capilla lista, el hermoso smoking que usaría mi hermano, las flores, ya había avisado a todas las personas, también había conseguido la iglesia donde sería la misa. En fin tenía todo listo.

Llegué y le avisé que ya estaba todo listo para cuando dieran de alta a mi madre llevarla directamente al psiquiátrico. Él por su parte me avisó que el funeral sería en 3 horas, me dijo que fuera a casa y que me preparara.

Primero llevé a JiMin a casa, le dije que pasaría por él para ir al funeral y lo me despedí de él con un beso. Me fui a casa y al llegar me di cuenta de lo vacía que se sentía. Había estado solo en casa muchas veces, de hecho casi todo el tiempo. Pero supongo que en el fondo sabía que realmente no lo estaba.

Sabía que en algún momento llegarían a casa mis padres o mi hermano, pero esta vez era diferente, sabía bien que Junki jamás llegaría de nuevo a casa, que mi madre tampoco volvería, y mi padre aún estaba ocupado así que tampoco podía contar con que él estuviera aquí.

La sensación helada que emanaba la casa hacía que me dieran escalofríos y los vellos de mis muñecas y mi cuello se erizaran. Sentía tristeza, nostalgia, impotencia, coraje todo a la vez.

Subí y me di una ducha fría para tratar de calmar los pensamientos que rondaban mi mente, salí y me quedé parado frente al espejo solo envuelto en mi toalla por la cintura. Por más que miraba mi cuerpo y mi cara era como ver a un extraño, un extraño que imitaba todos mis movimientos y mi voz, pero sabía que no era yo.

Estaba teniendo una etapa de lo que el doctor Namjoon llamaba despersonalización. Me recosté en la cama, solamente mirando al techo, pero mi sentimiento de dolor era tan grande que no podía estar en paz.

Así que sin importarme nada llamé a Taehyung y lo invité a casa, yo sabía que él siempre llevaba consigo algo de droga, yo ya no tenía ya que me había deshecho de todo por JiMin. Pero seguro que él tenía algo que pudiera aliviar mi pena al menos temporalmente.

Me cambié poniéndome unos pantalones cómodos y una camisa simple blanca y floja. Cuando Tae llegó me abrazó y me dio el pésame, al parecer era obvio que ya estaba enterado de la situación que yo estaba atravesando.

— Hermano... lo siento mucho. — Dijo con cara de pesar. — Me da gusto volver a verte aunque no en estas circunstancias. —

— A mi también me da gusto verte de nuevo Tae. — Dije dándole unas palmadas en los hombros. —

— Bueno, creo saber para que me has llamado... pero dímelo tú, ya que tal vez me equivoco.

— No... estás en lo correcto, necesito algo de mierda y sé que tú eres el mejor en esos temas. 

— En ese caso... — Sacó de una mochila que llevaba algo envuelto en papel aluminio. — Para esta tristeza te receto heroína, es la mejor de todas para olvidar. — Sacó una jeringa y comenzó la típica preparación previa, disolviéndola a fuego lento en la cuchara. — Oye... ¿Es verdad que golpeaste a Hoseok?—

— Si, es verdad... pero las cosas no fueron exactamente así. Él estaba con JiMin y además dijo cosas desagradables sobre él. Solo reaccioné impulsivamente a sus provocaciones. Aunque él también me pegó.— Dije sobandome las costillas al recordar las patadas que me había propinado Hoseok. — De hecho si no hubiera huido probablemente me hubiera dado una buena paliza. — Solté una risa. —

— Ok... la medicina ya está lista. — Dijo refiriéndose a la droga. — Estira tu brazo, te voy a hacer el favor — Yo lo hice sin rechistar. — Hermano... no quiero tener problemas contigo ni nada pero... ¿Puedo decirte algo? —

— Si, claro... lo que sea — Dije mientras sentía aquel relajante líquido entrar en mi sistema. —

— Solo, ten cuidado... con JiMin. 

— ¿A que te refieres?

— Si... es que... no olvídalo, las drogas ya empiezan a hacer estragos en mi. 

Taehyung y yo nos quedamos tirados en la cama, reposando los maravillosos efectos de aquel preciado néctar prohibido. Con nuestras cabezas juntas. Disfrutando aquel momento de paz y tranquilidad que tanto había estado anhelando.

Al cerrar los ojos quedé en un estado consciente pero inmóvil por la relajación que sentía, no sé bien cuanto tiempo pasó así hasta que pude sentir un cálido aliento en mi cara, haciendo que abriera los ojos abruptamente.

— ¿¡Que haces!? — Dije girándome bruscamente y cayéndome de la cama al ver a Taehyung sobre mi. —

— Yo, no lo sé YoonGi... creo que me gustas.

— ¿Crees que te gusto? pero... Taehyung ¿A que viene esto? hemos sido amigos desde hace mucho. No puedes solo decirme esto de pronto. Y mucho menos intentar besarme mientras duermo. 

—No... — Dijo casi en un susurro. — No intentaba besarte. Solo estaba... olfatéandote. —

—¿¡Que!? — Dije escandalizado. — Eso es aún más extraño. Escucha Tae, eres un buen amigo, pero somos hermanos ¿recuerdas? Además yo estoy con JiMin y lo amo, lo siento pero entre tú y yo no puede haber nada, solo una amistad. —

— JiMin, JiMin, JiMin... todo se trata de JiMin... has cambiado demasiado desde que estás con él. — Dijo molesto. —

— Si he cambiado, pero todo para bien.

— Si claro, estar robando para pagarle sus lujos es muy bueno. Vas a ir a la cárcel por su culpa.

— Él no me lo pide, yo lo hago porque lo amo y quiero darle lo mejor. Él se lo merece.

— Claro que no... YoonGi... él estuvo con Hoseok, el mismo Hobi me lo contó.

— No puedo creer que seas capaz de creer esas mentiras Tae. Hoseok solo dice mentiras, pero si tú le crees creo que no eres tan buen amigo como yo pensaba.

— YoonGi, abre los ojos ¿Que no ves que ese niño te está utilizando?

— No, no, no. JiMin sería incapaz de hacer algo así. ¿Y sabes que? Vete por favor. Estoy muy alterado ahora mismo. No quiero cometer una estupidez.

Taehyung solo me lanzó una mirada de enojo e impotencia y salió de allí. Yo me quedé pensando... ¿En realidad mi tierno e inocente Jiminnie sería capaz de hacer semejante cosa? Claro que no, aquí el demonio era yo. Esas calumnias no podían ser verdad.





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