Permanecí en casa junto a Hoseok todo lo que restaba de la madrugada y no había rastro de Jimin. Yo estaba más que furioso, al principio me había preocupado un poco, pero a medida que el tiempo transcurría todos mis sentimientos se tornaban en odio y rabia pura.
A las 5:00 am Hoseok despertó y me miró sentado en el sofá mientras solo fumaba un cigarrillo para calmar mi ansiedad.
— Mhmmm ¿Yoongi? — Dijo aún adormilado. — ¿Qué pasa? —
— Nada... Pasa que el imbécil de Jimin no aparece.
— Bueno, seguro que algo pasó ¿ya lo llamaste?
— Miles de veces, y no contesta, debe estar muy ocupado.
— Tranquilo hermano, no pienses lo peor.
— Vamos Hoseok, no soy idiota. Sé perfectamente que él está revolcándose con alguien. — Apagué el cigarrillo en mi mano. — Pero me las va a pagar... Esta vez no seré el mismo idiota de siempre. —
— Yoongi... Tranquilizate. — Dijo Hoseok al ver que yo estaba decidido a vengarme. — No vayas a hacer una estupidez. —
Yo no respondí, solo le devolví una mirada oscura y una sonrisa ladina. Seguimos platicando sobre cosas a las cuales la verdad ni siquiera prestaba atención. Solo estaba pendiente del maldito reloj.
Eran las 5:43 am cuando el sonido de una llave intentando abrir la puerta me alertó de la llegada del menor.
El picaporte giró y Jimin entró por la puerta. Nos miró a mi y a Hoseok y encima tuvo el descaro de reclamar.
— ¿Que carajos es todo esto? — Dijo mirando la mesa con la cucharilla y el encendedor. — No puedo creerlo... ¿Estuviste drogándote? Eres un maldito idiota. — Dijo furioso. — Te dejo solo un momento y tú corres a drogarte, eres un imbécil, toda tu puta rehabilitación se ha ido a la mierda, eres un pendejo drogadicto, por eso nunca vas a lograr nada en la vida. —
— Yo... Me voy, nos vemos después. — Hoseok salió a toda prisa dejándome solo con Jimin. —
Eso fue perfecto pues yo ya estaba más que harto de las palabras hirientes, las infidelidades y las humillaciones del menor.
— ¡Ya basta! ¡Cierra la puta boca Jimin! ¿Me dejas solo un momento dices? Mierda son las 6 de la mañana, ahora seguro tienes una súper excusa para justificar tu llegada a estas horas ¿pero sabes qué? Tus estúpidas excusas no te salvarán ésta vez. Sí estaba drogándome y me importa un carajo lo que pienses, puedes irte a la mierda con tu puta opinión. — Sin darme cuenta estaba justo frente a él. —
— Eres un idiota, debí quedarme en casa de Kai. — Se giró e intentó abrir la puerta de nuevo. —
— ¿A donde crees que vas? — Lo tomé por el brazo girándolo bruscamente de frente a mí y lo estrellé contra la pared. —
— ¡Suéltame estúpido! — Cubrí su boca para que no gritara. —
— Cállate, cállate o vas a arrepentirte. — Amenacé casi susurrando en su oído y solté su boca. —
— ¡Púdrete Yoongi, eres la peor mierda del mundo!
Le di un puñetazo justo en la mejilla del lado derecho. Le advertí que se callara, pero él no quiso obedecer. Mi rabia me dominaba.
Él estaba en el suelo después de aquel golpe. Lo tomé del cabello y lo arrastré hasta una de las habitaciones, el gritaba y decía algo que yo no lograba entender. Sólo podía escuchar un chillido en mis oídos que me ponía aún más violento.
Al llegar lo arrojé dentro bruscamente y me senté sobre él para impedir que moviera sus manos. Podía ver su cara llena de lágrimas pero no me importaba. Él me había lastimado, ahora yo iba a hacer lo mismo.
Empecé a golpear su rostro de manera salvaje, quería destrozar su bella cara, así quizá nadie volvería a fijarse en él, así podría deshacerme de aquella belleza que tantos problemas me había traído. No me di cuenta cuantos golpes le di, solo podía ver como mis manos y su cara se tenían de rojo.
Tomé su cabeza y lo miré. Estaba inconsciente pero aún respiraba, su cara completamente cubierta de sangre, tanto que no podía distinguir sus facciones. Azoté su cabeza contra el suelo un par de veces y me levanté de encima suyo.
Me senté en la cama y lo miré allí tendido en el piso y sin moverse. Encendí otro cigarrillo y empecé a fumar mientras lo observaba. Me sentía totalmente empoderado y eufórico. Quizá esas actitudes eran de un psicópata, pero no sentía la menor culpa, por mi mente solo pasaba que le había dado lo que merecía.
Acabé de fumar y él seguía sin moverse. Lo levanté del suelo y lo puse sobre la cama. Fui hacia el baño y tomé el botiquín para limpiar sus heridas.
Regresé a su lado y cuidadosamente limpié su ensangrentado rostro con unas gasas. Luego ubiqué los lugares que derramaban aquel líquido y les puse algunos puntos con cinta.
Curé con desinfectante y alcohol cada una de sus heridas y luego lo observé. Su precioso rostro estaba hinchado. Tenía un ojo morado, los pómulos igualmente amoratados, los labios rotos y una ceja sangrante.
Fui a dejar el botiquín al baño, al regresar me recosté junto a él. Lo abracé y besé su frente suavemente. Él era mío, solo mío, y esperaba que ésta vez le hubiese quedado claro.
Lo abracé y un pequeño, casi inexistente sentimiento de culpa me hizo pensar que quizá me había excedido con los golpes. Pero bueno, de alguna manera debía aprender ¿no? Al fin y al cabo yo lo amaba.
Eso era lo único que importaba, que yo lo amaba más que a nada en este mundo ¿pero si lo amaba por qué lo había lastimado tanto? Una lucha interna se llevaba acabo en mi mente.
Decidí solo dejar de pensar y abrazar con más fuerza al menor. Acariciaba su cabello y lo miraba fijamente mientras pensaba en todo lo que había tenido que pasar para estar con él de nuevo. No iba a dejar que nadie me lo quitara ni lo alejara de mí, el no podía hacerme esto, no de nuevo, ahora sólo éramos él y yo, él era mi mundo entero, no iba a permitir que nos separaran.

ESTÁS LEYENDO
DEPRESSED
FanfictionMis muñecas sangraban, lentamente iba perdiendo la noción del tiempo y espacio. Sentía que mi alma salía por aquellas cortadas, y poco a poco, mi dolor mental fue desapareciendo. Iba a morir, jamás había estado tan feliz antes, sabía que ya no iba a...