DEMENCIA

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Mientras las lágrimas resbalaban por mis mejillas, yo no podía dejar de escuchar a aquel par, se notaba que la pasaban bien. Jimin gemía como una puta, ni siquiera cuando lo hacía conmigo gritaba tanto.

Me recargué en la pared y respiré hondo. Por un momento mi cerebro intentó hacerme entrar en razón, trató de hacerme pensar que sería mejor irme de allí.

Pero como siempre, mis impulsos me traicionaron. Entré a la habitación y los miré, ellos estaban tan ocupados que ni siquiera se percataron de mi presencia. Pude escuchar un chillido agudo en mis oídos, no podía ya oír nada más.

Tomé violentamente a Jungkook por los hombros y de un fuerte jalón, lo alejé de Jimin y lo hice caer al suelo. Solo entonces ellos me notaron. Miré al menor con rabia y me abalancé sobre él.

Él se cubría la cara con las manos y decía muchas cosas que yo no podía siquiera entender. Mis golpes lo impactaban fuerte, podía ver como su piel se enrojecía a cada puñetazo al azar que le daba.

De pronto Jungkook me golpeó la espalda y me tomó con fuerza. Me di la vuelta para empezar a forcejear con él. Avanzamos por la habitación de esta manera, él me golpeó en la cara un par de veces, pero en lugar de detenerme, eso solo hacía que me pusiera aún más violento. Le di un par de golpes en la quijada haciendo su labio sangrar.

En medio del forcejeo, ambos caímos encima de un espejo, éste se rompió en muchos pedazos, tal y como lo había hecho mi corazón. Cegado por la furia que me invadía, tomé uno de los pedazos rotos, uno largo y afilado, sin pensarlo dos veces apuñalé a mi enemigo.

Lo apuñalé una y otra vez, no sé cuantas veces lo hice, solo pude ver que su cuerpo se teñía de rojo por completo, al igual que mis manos, podía escuchar a Jimin gritar, pero no me detenía. En un momento él intentó que me separara de Jungkook, trató de tomar mi mano para detenerme, pero cuando intenté apartarlo, el vidrio cortó su cara.

Su precioso y bello rostro, sus labios traicioneros, esos que tantas veces me habían llevado al paraíso, ahora tenía un corte en la comisura que se extendía hasta su mejilla.

POV TAEHYUNG

Yoongi no me escuchó siquiera, sabía que esto no iba a acabar nada bien. Me quedé afuera vigilando, pero apenas pasados unos minutos, me di cuenta de que lo que realmente debía preocuparme era lo que pasaba adentro.

Escuché unos ruidos, también gritos y sonidos de cosas cayendo. Entré por la misma ventana para ver que sucedía. Subí las escaleras a toda prisa pero lo que vi me dejó sin aliento.

Yoongi estaba sobre Jungkook... apuñalandolo. Iba a detenerlo pero Jimin se acercó, fue mala idea pues obtuvo una enorme cortada en los labios.

- ¡Yoongi, basta! - Le grité sin acercarme. -

Él me miró y tiró el pedazo de vidrio que llevaba en la mano. Su mirada estaba ida, parecía estar en shock. No se movía, permanecía hincado al lado del inerte cuerpo de Jungkook, tampoco hablaba o daba alguna señal de consciencia.

- ¡Mierda qué carajos hiciste? - Yo estaba en pánico total. - ¡Vamos, debemos irnos, corre! - Lo levanté del piso y lo jalé escaleras abajo. -

Dejamos allí a Jimin, él lloraba y gritaba como loco, pero al menos estaba vivo, en el caso de Jungkook no podía decir lo mismo, estaba casi seguro de que había muerto.

Salimos de la casa y nos montamos en el auto, conduje a toda prisa, debíamos escapar, la policía no tardaría mucho en empezar a buscar a Yoongi. Llegamos hasta una plaza comercial, me estacioné y lo miré.

- Voy a conseguir algo de ropa para ti, no puedes andar por las calles con la ropa ensangrentada, espera aquí, ya vengo. - Él no me veía a los ojos, solo se mantenía con la mirada fija en el tablero del auto. - Escúchame. - Le dije tomando su cabeza para que me mirara. - Todo estará bien. -

Bajé del vehículo y fui hacia adentro para buscar las prendad que necesitaba. Traté de ser lo más rápido posible, apenas tuve las cosas, regresé a toda prisa al carro. Pero al llegar allí Yoongi ya no estaba. Tuve miedo, demasiado, no sabía si él se había escapado, o tal vez la policía lo había encontrado.

Lo busqué por el estacionamiento, pero no pude encontrarlo. Llamé a su celular pero él no respondía, no tuve opción que regresar al auto e ir a su casa, tal vez él estaría allá.

POV YOONGI

Cuando le hice aquella herida a Jimin, fue que supe que la había cagado, pero estaba seguro que ya era demasiado tarde. Taehyung llegó y yo entré en shock. Mierda, yo odiaba a Jungkook, pero nunca pensé en matarlo de verdad. Todo estaba cubierto de sangre, era una escena bastante impresionante, el rostro de mi amado Jimin, ahora igualmente herido por mi.

De cierta manera mi mente viajó al tiempo cuando mi madre fue asesinada, la sangre me hacía revivir todo lo que había sucedido, me hacía sentir de nuevo asustado, como el pequeño niño que era en aquel entonces.

Taehyung me sacó de allí, pero yo no podía permitir que él pagara por mis errores, no de nuevo. Sabía que estaba jodido, pero no iba a llevármelo conmigo, es por eso que cuando llegamos al centro comercial, escapé.

Apenas se fue, yo bajé del auto y corrí lo más rápido que pude, no sabía hacia donde iba, solo sabía que debía alejarme de él para no meterlo en más problemas.

Deambulé por las calles y la gente me miraba mal, era lógico pues estaba cubierto del líquido carmesí. Me sentía sucio con la ropa aún húmeda por la sangre de Jungkook. Caminé un poco más y vi un tendedero con ropa, sin dudarlo me acerqué y me cambié la camisa por una de las que estaban allí limpias.

Sabía que eso no cambiaría o remediaría el crimen brutal que había cometido, pero el olor de aquella prenda impregnada de suavizante me hacía sentirme mejor. Corrí y corrí hasta que mi corazón estaba tan agitado que parecía salirse de mi pecho.

Me detuve y me di cuenta que estaba cerca de un puente, me senté sobre el barandal y encendí un cigarrillo. Sabía que ya no tenía salida, estaba lleno de sangre, había asesinado a un chico, y lo peor de todo... Había perdido a Jimin para siempre, mientras inhalaba el humo del tabaco, miraba hacia abajo, los carros pasaban a prisa y estaba bastante alto, tal vez si saltaba, entonces al fin podría morir como tanto lo había deseado toda mi vida.

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