Mis muñecas sangraban, lentamente iba perdiendo la noción del tiempo y espacio.
Sentía que mi alma salía por aquellas cortadas, y poco a poco, mi dolor mental fue desapareciendo.
Iba a morir, jamás había estado tan feliz antes, sabía que ya no iba a...
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— Si bueno, me siento alegre. — Dije acomodándome en el diván. —
— Dime... ¿Cuál es el motivo de tu alegrÃa?
— No necesito un motivo, la vida es bella.Â
— Si claro. — Sonrió. — Pero te conozco, eres un depresivo y pesimista por naturaleza, algo bueno tuvo que haberte sucedido. — Vaya... sà que me conocÃa. —
— No, por favor no lo haga, le aseguro que no está sucediendo nada malo.
— ¿Seguro? Eso no es lo que he escuchado en los pasillos, recuerda que aquà las paredes tienen orejas YoonGi... asà que ¿hay algo que quieras decirme?