TRANCE

317 28 3
                                    

Después de que recogí a JiMin de con el susodicho nos fuimos a hacerle compañía a mi padre al hospital donde se encontraba aguardando el momento de poder ver a mi madre. 

Llegamos al lugar y yo no podía dejar de pensar en lo que había pasado con Hoseok, él se lo había buscado... ¿o no? No lo sé, solo ya no quería darle más vueltas a ese asunto que estaba carcomiéndome la cabeza poco a poco.

— Hyung... ¿estás bien? Te veo muy distraído. — Preguntó el menor moviendo una mano al frente de mi rostro para traerme de vuelta a la realidad. —

— Si... yo... solo estaba pensando. 

— En verdad siento lo de tu hermano... es una terrible pérdida. — Dijo con la voz quebradiza. —

— Ahora lo que más me importa es mi madre, deseo que todo salga bien para ella. — Suspiré. — 

— Ya verás que así será... sé que es muy difícil para ti, pero no me gusta verte así. — Me dio un beso en los labios. — Todo mejorará cuando estemos juntos, solo y tu yo. —

— Amor... sobre eso, tengo algo que decirte... Yo tuve que regresar el apartamento y vender los muebles que ya tenía por esto que pasó con mi madre y mi hermano... pero prometo pronto compensartelo....

— No. — Dijo secamente. — No me lo compenses... Sé que esta situación no te es fácil, pero apenas que habías conseguido algo para nosotros, y ahora ellos te lo están arrebatando. ¿No lo entiendes? tus padres nunca te han querido ni se han preocupado por tu bienestar. No tienes porque siquiera ayudarlos en nada. Que se las arreglen solos.

— Tienes razón. — Dije con tristeza, recordando lo que mi madre me había dicho y que en su ataque de psicosis había intentado apuñalarme. JiMin tenía razón, tal vez debí haber dejado que buscaran una solución por si mismos. — Pero Jiminnie actué sin pensar y ya vendí los muebles, además ya le entregué a mi padre el dinero del alquiler que me regresaron. —

— Claro, típico de ti, siempre actuando sin pensar. — contestó de mala gana y rodando los ojos. — ¿Y ahora que haremos? ¿Cuanto tiempo tardarás en volver a conseguir el dinero? ¿Ya lo ves? por eso es justamente que no quería aceptar a vivir contigo, todavía ni siquiera pudimos mudarnos y ya la cagaste. — Soltó hirientemente. —

— Lo siento mucho amor, en verdad haré lo que sea necesario para volver a juntar el dinero y esta vez realizar nuestros planes.

— Mira hyung... yo no puedo esperar eternamente, ya les dije a mis padres que me mudaría, ya tengo todo empacado. No puedo simplemente decirles "que siempre no".

— Ya sé, ya sé... — Me quedé pensando por un momento. — ¿Que te parece si te vienes a mi casa en lo que junto de nuevo? Ahora que Junki no estará más me sentiré muy solo, cuando mi madre salga del hospital mi padre ha decidido internarla en una institución mental, al menos por un tiempo en lo que pasa su crisis, él seguirá trabajando todo el día así que... ¿Que dices?

— Mmm... pues si no me queda de otra... supongo que esta bien. — Dijo no muy convencido pero resignado. —

— Te prometo que seremos felices

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Te prometo que seremos felices. — Le di un fuerte abrazo y besé su frente. — Te amo. —

— Lo sé. — Dijo con una sonrisa casi forzada. —

En ese momento mi padre se paró tras de mi carraspeando con la garganta para atraer mi atención.

— YoonGi, necesito que te hagas cargo de buscar un lugar en el psiquiátrico para tu madre. Ella será dada de alta mañana, pero el funeral de Junki tiene que ser hoy mismo. No podemos esperar más, yo me encargaré de eso. Hablé con los médicos y dada la situación actual de tu madre es mejor que ella no asista. — Habló con la voz más serena que pudo, pero aún así podía notar un tono de aflicción y su cara de tristeza. —

— Claro papá, puedes contar conmigo, me encargaré de eso. — Dije dándole una falsa sonrisa para tratar de reconfortarlo. —

JiMin y yo nos dirigimos al psiquiátrico de Corea, apenas entramos por la puerta fui directo a la ventanilla de información para preguntar las cosas que me interesaba saber acerca de aquel lugar, al que francamente tenía miedo de ir a parar algún día.

La señorita que proporcionaba la información estaba en una llamada telefónica, me lanzó una sonrisa y un gesto con su mano, indicándome que en seguida me atendería. Asentí con la cabeza y en lo que esperaba empecé a auscultar el lugar con los ojos, al parecer no era diferente de cualquier otro hospital.

Las paredes completamente blancas, sin rastro alguno de suciedad. Todo en perfecto estado de pulcritud. Se podía oler en el aire el mismo aroma a desinfectante que había podido percibir la primera vez que intenté morir. Lentamente se impregnaba en mi nariz y en mi cerebro, llevándome de vuelta a aquel día, haciéndome recordar como Min Junki me había salvado la vida. Todo se veía en calma y tranquilidad. Tal vez después de todo ese lugar no era tan malo.

O eso pensé hasta que súbitamente una de las puertas que estaba al fondo del pasillo se abrió y de ella salió corriendo una mujer en bata, su cabello enmarañado y su mirada perdida. Se notaba a leguas que era paciente del hospital. La mujer gritaba y gruñía mientras corría en mi dirección. Al ver esto me congelé no supe que hacer.

Afortunadamente los enfermeros fueron más rápidos y la taclearon sometiéndola en el piso para que uno de ellos pudiera así inyectarle un sedante. La mujer intentó luchar un poco más en el suelo, pero el sedante no tardó mucho en actuar y así su cuerpo cedió. La metieron de nuevo cargada a aquel lugar del cual había salido.

No podía imaginarme a mi pobre madre ahí, en el mismo estado que esa mujer. Me había equivocado totalmente, ese sin duda alguna era un lugar horrible que me dejó con escalofríos después de aquella escena.

La chica de la información me dijo que ya estaba disponible y también se disculpo por la escena que acababa de presenciar. Me acerqué y me dispuse a hacer lo que debía. Aunque no me agradaba tener que dejar a mi mamá en ese lugar esa era la decisión de mi padre y además no quería ver que se hiciera daño nunca más.



DEPRESSEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora