EMBROLLO

423 33 4
                                    

Después de ese momento extraño y romántico (al menos para mí) con JiMin me sentía de una manera bastante rara, sentía como si en verdad no fuera yo, el Min YoonGi que yo conocía jamás se hubiera doblegado ni cambiado por nadie.

Pero ese niño era tan especial para mi que no me importaba nada, cuando le dije que haría cualquier cosa por él no lo decía en sentido figurado, en verdad haría cualquier cosa que él me pidiera.

Es por eso que cuando se fue de mi casa empecé a pensar sobre toda mi vida en general ¿Que podía hacer yo para estar a su lado? ¿En que podía mejorar para ser más agradable ante sus ojitos? Miles de preguntas rondaban en mi cabeza sin ninguna respuesta.

Era verdad, yo no sabía hacer nada en absoluto, era un bueno para nada pero no dejaría que eso me impidiera estar al lado de el amor de mi vida. Así que decidí que haría cualquier tipo de trabajo que pudiera para poder juntar dinero y mudarme con JiMin, así estaríamos juntos por siempre tal y como yo lo deseaba.

Salí a la calle y fui de puerta en puerta para preguntar a los vecinos si tenían algún trabajo para mi, lo que fuera, podar su jardín, hacer el aseo, lavar su coche, cualquier cosa que me permitiera conseguir algo de dinero.

Caminé unas 2 horas y todo lo que conseguí fue poderle podar el pasto a un anciano que vivía solo y por su edad ya casi no podía valerse por si mismo.

El sol era abrasador y ya que yo era un niño mimado y acostumbrado a no hacer nada ese trabajo me estaba costando demasiado. Podía sentir como el fuerte sol quemaba mi blanca piel dejándome marcas rojas en los brazos y la cara. El calor me hacía marearme de cuando en cuando, así que paraba un momento, bebía agua y continuaba con mi deber.

Cuando al fin acabé estaba agotado, fui hacia la casa del viejo y me invitó a pasar para beber algo de limonada fría que había preparado. Acepté y me senté en su mesa. Se acercó sonriente a mi y me dio el dinero por mi arduo trabajo.

Al ver cuanto era sentí rabia, era una mierda que no me alcanzaba ni para llevar a JiMin a una cita. Con esa cantidad no podía hacer nada, había trabajado por nada. Estaba igual que al principio solo que más cansado y adolorido de los brazos por arrancar las hierbas malas que crecían en su jardín.

No dije nada y lo guardé en el bolsillo de mi pantalón. En un momento el anciano se fue a la cocina por más limonada y pude notar que en un mueble detrás de mi había un hermoso reloj que por como brillaba seguro que era costoso.

No pude resistirme a tomarlo y guardarlo también en mi pantalón, sabía que estaba mal, pero con ese dinero podría invitar a una cita decente a JiMin, él se merecía lo mejor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No pude resistirme a tomarlo y guardarlo también en mi pantalón, sabía que estaba mal, pero con ese dinero podría invitar a una cita decente a JiMin, él se merecía lo mejor. No quería que pensara que estaba saliendo con un pobre diablo. Quería impresionarlo.

Agradecí al anciano y salí de allí rápidamente. Como era mi costumbre vendí el reloj y efectivamente era costoso. Esa misma tarde llamé a JiMin y lo invité a salir. Él aceptó contento. Fuimos al centro comercial, paseamos, nos tomamos de la mano, comimos helado, fuimos al cine y después a comer.

- Woow hyung, realmente me has impresionado ¿De donde sacaste el dinero para pagar todo esto?

- Ya he conseguido un trabajo Jiminnie, te dije que podía si me lo proponía.

- Excelente, me alegro mucho por ti. Sabía que podías hacerlo.

- Si Jiminnie, por ti haría lo que sea necesario sin pensarlo.

Pasamos por una tienda de ropa muy bonita y noté que el menor miraba embobado la ropa que allí vendían. No pude resistirme y le pedí que entraramos.

- Escoge lo que quieras. - Le dije muy seguro de mi mismo. -

- Hyung... ¿ya viste los precios? ¿estás hablando en serio?

- Claro amor, tú te mereces lo mejor. En verdad tengo para pagar eso y más por ti.

No se lo dije dos veces cuando una sonrisa iluminó su rostro, empezamos a recorrer la tienda pasillo por pasillo hasta que el menor tomó lo que le gustaba. Tres camisas y 2 pantalones que seguro le quedarían divinos en ese cuerpo de dios que él poseía.

Cuando fuimos a pagar por poco y no me alcanzaba con el dinero que tenía, pero todo valía la pena por verlo feliz, por ser suficiente  para él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando fuimos a pagar por poco y no me alcanzaba con el dinero que tenía, pero todo valía la pena por verlo feliz, por ser suficiente para él. Salimos de la tienda con las bolsas y una enorme felicidad reflejada en la mirada del menor.

- Gracias hyung... este ha sido el mejor detalle que alguien haya tenido conmigo jamás. - Se giró y me dio un tierno beso en los labios. En ese momento cualquier sentimiento de culpa que pudiera haber tenido por el robo del reloj se esfumó por completo. -

- No agradezcas Jiminnie, lo hago con todo el cariño del mundo, quiero que tengas lo mejor que es lo que tú te mereces.

- Oye hyung.... pero... ¿no crees que tú también deberías comprarte algo de ropa? Bueno es que tu estilo no es precisamente parecido al mío. Si vamos a salir juntos me gustaría que la gente nos vea bien arreglados a los dos. - Dijo mirándome de arriba a abajo como si yo estuviera vestido como un pordiosero o algo así. -

- Si, claro tienes razón... creo que me he descuidado un poco, pero la próxima salida prometo comprar algo diferente, es más quizás tú puedas ayudarme a elegir mi estilo.

- Claro hyung confía en mi, yo haré que luzcas excelente. - Dijo con una hermosa sonrisa. -

Llevé a JiMin a su casa y al despedirnos él me beso sin ningún tipo de recato haciendo que una erección se formara en mis pantalones, después solo me dio las gracias, salió del auto y se fue dedicándome una sonrisa y enviándome un beso desde lejos.

Mientras conducía hacia mi casa no podía dejar de pensar en el grandioso día que había pasado al lado del menor. Ya no tenía ni un puto peso en mi bolsillo pero había valido la pena solo por estar con él y mirar su cara de felicidad al saber que yo no era un pobretón como él pensaba.

Ahora solo tenía que pensar de donde carajos iba a sacar más dinero para seguir paseando y consintiendo a mi querido Jiminnie.

DEPRESSEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora