DESVELO

260 25 1
                                    

Habían pasado ya dos semanas desde el funeral de Junki, pero yo seguía igual o más deprimido que antes, mi madre aún estaba en el psiquiátrico, y mi padre trabajando como siempre.

Lo único que me daba alguna esperanza era JiMin, que tal y como se lo había propuesto había venido a vivir a mi casa. Él se pasaba las noches secando las lágrimas que yo derramaba siempre antes de dormirme, lloraba hasta arrullarme en mi llanto y en los brazos de mi adorado JiMin.

Pero las cosas no estaban saliendo tal y como yo planeaba, al ser una persona depresiva la tristeza me paralizaba por completo, no podía trabajar, ni siquiera levantarme de la cama, solo me había levantado a bañarme por petición de JiMin tres veces en esas dos semanas.

Él me daba de comer y se encargaba de darme mis antidepresivos a mis horas, pero esas pastillas no tenían ningún efecto en mi.

— Escucha hyung... sé que estás triste pero debes levantarte por favor. 

— Lo siento Jiminnie, siento ser una carga para ti pero es que simplemente no puedo hacerlo.

— Claro que puedes, vamos.— Dijo optimista. — Ya ni siquiera hemos tenido sexo hyung... yo te extraño, mi cuerpo te extraña. — Dijo mientras se acercaba provocativamente a mi tocando mi entrepierna. —

— No Jiminnie... ahora no por favor. Lo siento pero no puedo. — Dije retirando suavemente su mano de mi miembro. —

— ¡Mierda YoonGi! — Exclamó molesto. — ¿Para eso querías que viniera a vivir contigo? Ni siquiera me tocas, me siento abandonado. —

— JiMin... comprende por favor no estoy de ánimos para esas cosas. 

El menor solo me miro con una cara de rabia, se dio la vuelta y salió de la habitación, pero no solo eso, sino que también salió de la casa ya que pude escuchar la puerta de la entrada abrirse y luego cerrarse fuertemente.

Pensé que ya se le pasaría, ya que a veces JiMin era así de caprichoso. Yo lo amaba pero en verdad mi depresión no me dejaba fuerzas ni para ir tras él.

Las horas pasaban lentamente en mi soledad. Hasta que el teléfono sonó y yo rápidamente atendí sin siquiera mirar quién llamaba ya que supuse que sería JiMin.

— ¿Hola? 

— Hola YoonGi... ¿Como estás? — Preguntó una voz que no era la de JiMin en el teléfono. lo giré para ver el nombre en la pantalla y me percaté de que era Taehyung. —

— Ah hola Tae, pues ya ves ¿Que te puedo decir? Bien supongo.

— Que bien hermano, me alegro por ti. Solo estaba preocupado ya que no te he visto conectado en las redes sociales ni nada, por un momento pensé que algo te había sucedido.

— No... nada de eso, es solo que no estoy de ánimos para convivir con nadie en estos momentos. —

— Si claro entiendo. Con nadie que no sea JiMin — Dijo entre dientes. —

— ¿Que dijiste? 

— No nada, que te entiendo. Oye... ¿Podríamos vernos? Ya sabes salir y hacer algo. En plan de amigos obvio no me malentiendas.

— Tae, sabes perfectamente que ya no debo drogarme, lo siento pero creo que no.

— No nos drogaremos te lo juro. Podemos hacer otras cosas, tal vez ir al cine, a comer, o lo que sea. — Siguió insistiendo. —

— De verdad aprecio que quieras estar conmigo pero es que no puedo. O quizás ya que regrese JiMin para poderlo llevar conmigo, Salió hace un buen rato y no ha llegado aún.

— ¿Porque haces esto YoonGi? Sabes que no me cae bien JiMin, además yo te estoy invitando a ti y solo a ti.

— Pero si solo vamos a salir en plan de amigos ¿Que tiene de malo que vaya JiMin? Además tú tampoco le caes bien a él.

— Si claro, como sea. Bueno sino otro día será. Dale saludos a JiMin de mi parte. — Dijo sarcásticamente acompañado de una risa. —

— Seguro, le dará gusto saber de ti. — Contesté a modo de broma. — Bye. — Sin decir más colgué la llamada.

Pasaron más y más horas y JiMin no regresaba, estaba empezando a preocuparme ¿Que tal que le pasó algo? Miré la hora y eran ya las 12 de la noche, era demasiado tiempo fuera solo por un enojo. Algo debió pasar.

Decidí salir con todo y mi depresión a cuestas para buscarlo en el coche. Di algunas vueltas por el barrio, después por la antigua casa de JiMin, también rondé su escuela y no estaba por ningún lado. Intenté llamarlo pero su celular me enviaba directo al buzón de voz, seguramente su celular estaba descargado o apagado.

Entre más buscaba y no encontraba más me desesperaba. Me temía lo peor. Acababa de perder a Junki, no iba a perder también a JiMin. Después de mucho buscarlo regresé a casa con la esperanza de que ya estuviera allí. Pero no era así el menor aún se encontraba desaparecido.

El reloj marcaba ya las dos de la madrugada. Yo no podía pegar ojo. Si por no haberlo detenido cuando salió le había pasado algo no me lo perdonaría jamás. Estaba perdido en mis pensamientos cuando de pronto escuché que alguien abría la puerta de la entrada. Subieron las escaleras y al fin entraron a mi cuarto. Era JiMin, allí estaba sano y salvo.

— Jiminnie... Te estuve buscando como loco ¿En donde estabas? — Me acerqué a él con la intención de abrazarlo y pude notar un fuerte olor a alcohol que emanaba de su boca. — ¿Estuviste bebiendo? —

— Si ¿Y que? — Contestó arrogante. — Yo puedo hacer lo que quiera, tú no me mandas. Es más ni siquiera somos novios. —

—¿Con quién estabas? — Empecé a sentir una rabia recorrerme el cuerpo. — A ti ni siquiera te gusta tomar. ¿En donde estabas? Dímelo ahora mismo. — Dije apretando los puños, realmente no quería hacerle daño al menor. —

— Estaba con mis amigos, solo fui a relajarme un rato. — Me dijo y se tiró a la cama. —

— Mientras yo aquí deprimido y tú relajándote, me moría de preocupación y tú estabas por allí alcoholizandote con no se quién

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Mientras yo aquí deprimido y tú relajándote, me moría de preocupación y tú estabas por allí alcoholizandote con no se quién. — Reclamé molesto. — Eres un inconsciente ¿Acaso no sabes que... — Me detuve al escuchar un ronquido de JiMin. Vaya descaro, se había quedado dormido en medio de un regaño. 

Se la pasaría por hoy. Ya mañana haría preguntas. Me recosté a su lado y teniéndolo conmigo por fin pude conciliar el sueño.


DEPRESSEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora