Había pasado ya casi un mes desde que estaba en aquel lugar, tal vez después de todo Wooseok tenía razón, pues estar ahí era casi como estar en casa, a excepción de que no se me permitía salir, pero en general tenía muchas de las comodidades.
Solo me jodía la hora de los medicamentos, ya que eramos vigilados para que los tomaramos, pero siempre había manera de hacer trampa, había aprendido de otros internos a esconderlos debajo de la lengua y luego escupirlos en las plantas. Solo los había tomado los primeros días, pero eso era ya algo que no me preocupaba.
Las visitas podían ser diarias, eso era una ventaja, pues había visto a mis amigos desde que estaba allí, al doctor Nam, a Jin, Hoseok, y a Tae. Iban a verme y me llevaban comida, dulces y cigarros, también había "contrabandeado" un encendedor para poder prender mis cigarrillos sin tener que pedírselo a los guardias.
Pero no todo era color de rosa, por las noches los terribles pensamientos y pesadillas sobre lo que había hecho me atormentaban. Tenía el mismo sueño recurrente, donde yo apuñalaba a Jungkook y escuchaba los gritos de Jimin, veía la sangre derramada por todo el suelo. Siempre despertaba llorando y sudando frío, creo que jamás iba a sacarme eso de la cabeza.
Un día normal transcurría, se me informó que tenía una visita y yo fui a recibirla, pero nada en el mundo me hubiera preparado para recibir a la persona que se encontraba esperándome en aquella sala. Cuando llegué allá, pude ver a Jimin sentado, tuve que tallarme los ojos para asegurarme de que no estaba alucinando. Me acerqué lentamente y con cautela, estaba felíz de verlo pero seguramente él no lo estaría tanto. Me senté frente a él totalmente sorprendido.
- Jiminnie... ¿Q-que haces aquí? - Pude notar que aún llevaba en cubrebocas. -
- Solo vine a decirte unas cuantas cosas Yoongi, he estado en terapia para tratar de superar el daño que me hiciste, y no he podido hacerlo aún.
- Lo siento, yo... No quería herirte de esta manera.
- Cállate, no digas cosas que me hagan dudar, tengo que sacar esta rabia que tengo hacia ti. - Empezó a llorar. - Mira, mira lo que me hiciste idiota. - Se quitó el cubrebocas y pude ver su enorme cicatriz. - Eres una mierda Min Yoongi. -
- Jimin y-yo... No quería esto.
- No importa lo que quisieras, ahora ya me has cagado la vida a mi también, asesinaste al amor de mi vida.
- ¿Q-que? Creí que el amor de tu vida era... Yo. - Me sentía humillado y herido. -
- No eres nada, solo eres un idiota, un tipo al que jamás amé ¿cómo creíste que podría estar enamorado de alguien como tú? Solo pensé que podría aprovecharme de lo mucho que me amabas, de que hubieras hecho cualquier cosa por mi, pero mira... Me salió muy caro. - Las palabras del menor se sentían como cuchillas en mi corazón. -
- Jimin... No digas eso.
- Es la verdad, no te amo y nunca lo hice, siempre te engañé, todo el maldito tiempo ¿y sabes qué? No me arrepiento, ojalá te pudras aquí. - Se levantó dispuesto a irse. -
No podía tolerar ni una sola palabra más, sentía mi sangre hervir y mi corazón acelerarse, pero esta vez cada latido dolía como el infierno, tenía razón, Tae siempre tuvo la razón, Jimin nunca me amó y solo se aprovechaba de mi ¿qué más pruebas podía pedir? Si él mismo lo había admitido cínicamente. Pero esto no podía quedarse así, yo sí lo había amado, le había entregado mi vida entera, y ahora él me destrozaba de esta manera, no podía solo aceptarlo, estaba tan enamorado de él, que si no era mío, entonces no dejaría que fuera de nadie.
Por obra del destino, la enfermera se encontraba pasando con el carrito de medicinas, muy cerca de nosotros. En ese momento estaba cegado por la ira, tomé el primer objeto que divisé entre las cosas que llevaba, una jeringa, derribándolo. En un rápido moviento me coloqué por detrás del menor, poniendo el "arma" en su cuello.
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DEPRESSED
FanfictionMis muñecas sangraban, lentamente iba perdiendo la noción del tiempo y espacio. Sentía que mi alma salía por aquellas cortadas, y poco a poco, mi dolor mental fue desapareciendo. Iba a morir, jamás había estado tan feliz antes, sabía que ya no iba a...