DELINCUENTE

175 18 1
                                    

Pasaron varias semanas después de aquel arranque de furia que había tenido hacia Jimin. Cada día me dedicaba a decirle lo mucho que lo sentía.

Pero las cosas no mejoraban, yo seguía sin poder conseguir un empleo. Maldecía cada acción estúpida que había cometido en mi vida, todo eso me había llevado a esto, a estar así y ser un bueno para nada.

Pero ya no servía de nada lamentarse. Tenía que hacer algo y más vale que fuera rápido sino quería perder al menor.

Salí a dar una caminata nocturna un día de esos que mi mente no paraba de pensar en puras tonterías, esperaba poder relajarme y no quería drogarme de nuevo. En medio de mi paseo vi algo que me dio una idea.

Varias chicas adolescentes estaban solas, caminaban en el parque con sus tablets, teléfonos carísimos y joyas adornando sus cuellos y muñecas. No era la mejor idea de todas pero fue lo único que se me ocurrió.

Lo pensé un poco y me decidí. Tomé un palo algo puntiagudo que estaba tirado en el piso. Lo empuñé fuerte en mi mano y me oculté en uno de los arbustos.

Cuando ellas pasaron frente a mi yo salí de mi escondite y tomé a una de ellas por detrás de la cintura, poniendo mi "arma" en su espalda.

- Dame todo lo que tengas ahora mismo o te mato. - Dije con la voz más intimidante que pude. -

Ella empezó a llorar y sus amigas huyeron dejándola atrás. Se despojó de su collar, una pulsera y su celular. Se giró e intentó mirarme.

- ¡No me veas! Si te atreves a ver mi cara te apuñalaré aquí mismo. - Amenacé aún estando totalmente nervioso. -

Ella me entregó las cosas y la solté. Rápidamente huyó y yo hice lo mismo. Corrí lo más rápido que pude hasta mi casa. Cuando casi llegaba, a unas pocas cuadras me detuve.

No podía creer lo que había hecho. Me sentía con la adrenalina al cien, mi corazón estaba muy acelerado y mis manos temblorosas. Metí las pertenencias de la chica en los bolsillos de mi pantalón y caminé lo que restaba para llegar a casa. Tenía que calmarme, si Jimin me veía así seguro sabría que había hecho algo malo.

Respiré profundo y cuando llegué me comporté lo más normal que pude.

- ¿Cómo te fue hyung? ¿Estás más tranquilo? - Me preguntó Jimin apenas crucé la puerta. -

- S-sí... Creo que eso me despejó la mente. - Le sonreí falsamente. -

- Me alegro mucho, verás que todo saldrá bien. - Dijo optimista. -

- Así será Jiminnie... Mientras estemos juntos todo estará bien. - Besé su frente. - Bueno... Estoy algo acalorado, creo que me daré una ducha. - Fui al baño y saqué las cosas de mis bolsillos. -

Las revisé y todo era de oro, el celular había salido a la venta hacía unos pocos meses. Seguro me darían buen dinero por todo aquello.

Me desnudé aún con mis manos temblando y abrí el agua caliente, necesitaba relajarme después de aquel acto tan intenso.

Me metí bajo en chorro del agua y cerré los ojos. Sabía que estaba mal, sabía que podría meterme en muchos problemas, pero estaba dispuesto a arriesgarme a eso y más para que Jimin no me dejara. Trataba de darme consuelo pensando en que "lo hice por amor".

Estuve bajo el chorro del agua casi una hora. Cuando al fin me sentí más tranquilo salí. Me envolví en una toalla y escondí mi botín entre mi ropa sucia. Me coloqué un pantalón de pijama y bajé de nuevo a la sala, el menor miraba la televisión.

- ¿Sabes lo mucho que te amo? - Me senté a su lado y acaricié su rostro. -

Él me miró algo extrañado, mi actitud tan repentina le resultaba rara.

- Sí hyung... ¿Pasa algo?

- No, nada. Solamente quiero que lo sepas, quiero que tengas en claro que cualquier cosa que he hecho, siempre ha sido por y para ti. Sé que no soy la mejor persona del mundo, pero lo que siento por ti es lo más sincero que pueda existir. - Lo besé y luego lo abracé recostando su cabeza en mi pecho. -

- También te amo Yoonie. - Suspiró y luego sonrió. -

Seguimos mirando la televisión casi en silencio. Solo abrazados, disfrutando la compañía uno del otro, se sentía bien estar así.

Anunciaron un restaurante de comida italiana. Jimin se interesó especialmente en un plato de lasaña. Comentó lo mucho que le gustaría ir y probarla, pues nunca la había comido antes, pero algunos de sus compañeros de clase le habían comentado lo deliciosa que era.

- Mañana iremos Jiminnie. - Dije muy seguro. No dejaría que mi pequeño se quedara con ganas de nada. -

- Hyung... Pero eso es caro y no hay dinero.

- Tú no te preocupes y déjamelo a mi. Si te estoy diciendo que iremos es porque tengo dinero para llevarte.

- ¿En serio? - Sus ojitos brillaron emocionados. Me encantaba verlo con esa carita, parecía un niño sorprendido. -

- Claro que sí amor. - Sonreí. - Todo lo que mi Jiminnie quiera. -

Él me llenó la cara de besos y luego me abrazó fuerte. Estaba muy felíz. Verlo así me hacía felíz a mi también.

Nos fuimos a dormir, pero yo no lograba pegar ojo. Debía pensar que haría con las cosas, tenía que venderlas para conseguir efectivo, quizás Hoseok podría ayudarme, después de todo él estaba en ese mundo.

Tomé mi celular y le envié un mensaje.

"Hobi. Necesito de tu ayuda ¿puedes pasarte mañana por casa?"

A los pocos minutos me llegó una contestación.

"Por supuesto que sí. ¿Necesitas que lleve algo para volar?"

Para este chico todo se trataba de drogas.

" No, no se trata de eso. Es solo una duda que tengo. Ven a las 2:00 pm por favor."

"Está bien. Nos vemos allá."

"Genial, gracias."

Dejé mi celular a un lado y suspiré pesado. Me abracé al cuerpo de Jimin y besé su cabeza. Aspiré el olor de su cuello, joder amaba todo de él. Poco a poco conseguí algo de tranquilidad y me quedé dormido.

DEPRESSEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora