PERTENENCIA

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Al día siguiente desperté y pude notar que JiMin aún dormía. Recordé lo enojado que estaba el día anterior por su comportamiento y lo desperté bruscamente sacudiéndolo.

— Auch... ¿Que te pasa? ¿Porque me despiertas así? — Me dijo sosteniéndose la cabeza como si le doliera por la resaca. —

— Porque si, exijo respuestas. Dime claramente y en este momento ¿Con quién estuviste anoche?

— Bueno primero me fui a comer algo y en el restaurante me topé con Hoseok y....

— ¿¡ Estuviste con ese estúpido !? — Le di un puñetazo a la pared para calmar mi ira. —

— Hyung... es que yo ... estaba muy molesto contigo y él me invitó a beber, se me pasaron las copas y no me di cuenta del tiempo... pero te juro que no pasó nada. 

— ¡Mierda JiMin! Si claro al igual que aquella otra vez que según tú tampoco pasó nada.— Dije apretando ya no solo los puños sino también los dientes, tenía ganas de darle un golpe al menor justo en ese instante. —

— Lo juro, la otra vez estuvimos juntos solo porque el vino a mi casa para practicar unos pasos de baile, sabes que vamos a la misma academia. Yo tenía dificultades con un paso y él se ofreció a enseñarme. Eso fue todo.— Tocó mi hombro intentando que me calmara. —

— Graba muy bien en el fondo de tu mente esto que estoy a punto de decirte niño. — Dije quitándole la mano de un aventón y sintiendo como el viejo yo emergía hacia la superficie, dejando atrás al tierno YoonGi. — Si no eres mio no serás de nadie, ya te lo dije y te lo repito. Mataré a cualquier hijo de puta que se acerque a ti. — Lo tomé fuertemente de la mandíbula haciendo que me mirara fijamente. — Eres mio, solamente mio.—

El menor rompió en llanto por mi arranque de agresividad, se tapó hasta la cabeza con las cobijas para ahogar su llanto entre las telas. Yo me dirigí al balcón a fumar para calmar mis nervios.

Al cabo de un rato y con las fumadas que le daba a mi cigarro mi ira iba disminuyendo poco a poco. Empezaba a pensar en que tal vez había sido muy rudo con el menor. Pero es que el solo hecho de imaginarlo con alguien más hacía que perdiera la cabeza.

No pude evitar sentirme un poco mal después de haber tratado así a JiMin así que pensé en como podría compensarle mi actitud.

— Hey... Jiminnie... — Dije tocándolo por encima de las cobijas. —

— Aléjate de mi... te temo YoonGi. — Dijo aún sollozando. —

— Escucha, lo siento mucho, me porté muy mal contigo pero es que joder entiéndeme, te amo tanto que no puedo siquiera imaginar que puedas estar con alguien más.

— Pero esa no es la forma de tratarme. — Dijo sacando su linda cabecita de las cobijas. — Hyung soy tuyo pero estos ataques de rabia que tienes me dan mucho miedo.—

— Te prometo que no volverá a suceder Jiminnie. Pero tú por favor prométeme que no volverás a ver a Hoseok jamás.

— Lo prometo, yo solo quiero estar a tu lado hyung. — Dijo y me beso dulcemente. —

Al sentir sus labios sobre los míos, esa sensación cálida y húmeda combinada con mi rabia, mis celos y mi necesidad de poseerlo por completo hicieron que tuviera una gran erección. 

Lo tomé por el cuello suavemente solo haciendo un poco de presión. Lo miré fijamente y le dije "Te amo". Besé de nuevo su boca pero esta vez en un beso completamente sexual, introduciendo mi lengua en su cavidad, asegurándome de rozar cada espacio de ella.

Él respondió de la misma manera, metiendo su lengua y jugando con la mia en un delicioso y húmedo beso, nos faltaba el aire pero seguíamos comiéndonos a besos como si el mundo fuera a acabarse.

Le arranqué la camisa y el pantalón dejándolo solo en calzoncillos, me saqué el pene ya erecto y brillando por el líquido pre seminal que escurría. Y sin decirle nada me acerqué a su boca para follársela bien profundo, me tuve que agarrar de su cabello para así controlar mejor las embestidas.

Podía ver como el menor soltaba algunas lágrimas por la sensación de arcadas que le provocaba mi polla en el fondo de su garganta, pero lejos de sacársela eso solo me excitaba más. Seguí follando su boca a un ritmo delicioso, ni muy rápido mi muy lento, simplemente perfecto.

Cuando volteé hacia abajo pude ver que el menor se había sacado el miembro y estaba masturbándose de arriba a abajo con sus manitas, a un ritmo bastante más acelerado que el mío.

Le saqué el pene de la boca y de un tirón retiré completamente sus calzoncillos. Me agaché y por primera vez en todas las que habíamos tenido sexo empecé a hacerle sexo oral. Yo jamás había chupado una polla. 

Aunque no tenía experiencia empecé lamiendo el glande hinchado del menor, estaba bastante lubricado y tenía un sabor salado pero rico, poco a poco lo fui introduciendo cada vez más a mi boca, hasta tocar su base con mis labios. Al parecer le gustaba porque gemía como loco.

Subía y bajaba con su duro y caliente miembro en mi boca

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Subía y bajaba con su duro y caliente miembro en mi boca. Cuando sentí que empezaba a palpitar y a ponerse más dura supe que iba a correrse. Saqué su polla de mi boca y la masturbé rápidamente afuera, haciendo que su semen salpicara casi manchando mi cara.

Luego me puse de pie, lo volteé de cara al colchón dejando así su culo al aire, expuesto para mi. Separé sus bien formadas nalgas para ver con claridad su ano, le lancé una escupida, le di una nalgada y sin avisar de una sola embestida introduje mi miembro que para ese punto ya estaba a punto de explotar.

— Eres mio Park JiMin... solo mio... — Le decía mientras aumentaba la velocidad y profundidad de mis embestidas, quería destrozarlo carajo, quería romperlo en dos ahí mismo.

El menor no paraba de gemir, su placer era tanto que se corrió nuevamente, yo por mi parte di unas cuantas embestidas más y me liberé dentro de él.

Luego lentamente saqué mi pene de su interior, me tumbé a su lado y lo besé con todo el amor del mundo mientras él se recostaba en mi regazo. Al parecer había recuperado al menos un poco de mi. Ya era un avance ser el follador y no el follado. 





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