Capitulo 59

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Seis años después

  
  Maddy

  Santa Marinella, Italia. Apreciaba ver su amanecer en la playa, junto a Valeri, mi bella niña de grandes y hermosos ojos, su piel trigueña de tanto tiempo estar en la playa, de esa misma forma estaba su padre, amaba verla correr feliz por la arena, siempre trayendo consigo pequeños objetos curiosos que encontraba en orilla del mar. El sol pegaba sobre sus hombros mientras corría hacia donde me encontraba sentada.

- ¡Tía, tía. Mira lo que he encontrado !- dijo mi  mostrándome unas pequeñas piedras con una forma singular.

- Que lindas están cariño, guárdalas para que las pongas con las de nuestra colección.

Valeri acostumbraba a llevar una pequeña carterita sujetada al rededor de su cintura donde guardaba lo que se encontraba por el camino.

- se las mostraré a mami - la pequeña me dió un beso y corrió donde su madre estaba.

Divisé las huellas que Valeri había dejado con sus piesitos e imaginé cómo  habrían Sido los de mi hijo, pude dejar en el pasado todos mis remordimientos, mis tristezas y demás,pero jamás pude dejar de sentirme acongojada por no tener en mis brazos a mi hijo, en vivir cada uno de los momentos que disfrutaba con Valeri, ella tenía unos excelentes padres, el amor entre ellos era inmenso y me alegraba por ellos.

- eres la mejor tía que he conocido - su brazo rosó el mío al sentarse a mi lado.

- y tú el mejor padre que he conocido-

- Escucha, no me gusta verte de esta manera,  sabes que podemos buscar tratamientos si lo deseas.

- Tito, sabes que lo haría.. me gustaría sin embargo que creciera como Valeri,  sabes, rodeada de sus padres.

- No necesitas de alguien más para eso Maddy, tú eres parte de nosotros.

- Si, lo entiendo y te lo agradezco. Solo quisiera darle todo lo que yo no tuve, que crezca diferente a como yo lo hice. Encerio no sabes cómo me alegra que hayas encontrado a Roxan, ella es perfecta para ti.

- Josh... Ya sabes, podrías conocer a tu sobrino. Hace mucho no hablas con él, te vendría bien pequeña - me dió un abrazo y luego se puso de pie - Entra cuando estés mejor. Roxan y yo abriremos - asentí con la cabeza y me tomé unos minutos.

Habíamos llegado a Roma hacia cinco años, pusimos un colorido restaurante cerca a la playa y lo administrabamos entre los tres. El negocio había ido viento en popa, tanto así que abrimos otro lejos de la playa.

Hacía tres años que vivía en un departamento amplio que podía costear. Roxan y Tito compraron una casa y desde entonces nos convertimos en una familia, creció con la llegada de Valeri y ahora con el pequeño Daniel que venía en camino.

  Hacía dos años que hable por última vez con Josh, al parecer todo iba muy bien con Lily sobretodo porque para ese entonces mi sobrino debía de tener tres años. A lo mejor era lo que me acongojaba, el hecho de haber tenido en mi vientre una pequeña vida que no pudo ver este mundo, me dolía, por eso no volví a contactar a Josh, no podía con esto.

   Entré al restaurante que ya se estaba  llenando con bastante clientela, los meseros como siempre con su sonrisa de bienvenida, me alegraba ver su interior, mi decoración le había dado un toque sofisticado, pero pintoresco emanando frescura.

  - Oye Madd, crees que puedes ir al otro restaurante?, algo sucedió con la orden de un cliente - hablo desde la caja Roxan

- Claro, me llevaré a Valeri - dije mientras la pequeña corría hacia mi

- ok. Cuidense

......................

  Demian

Pasó mucho tiempo para retomar mi vida laboral en cuanto a viajes y demás negocios, dure mucho tiempo encerrado en mi despacho bebiendo la mayor parte de los días, siempre sosteniendo el papel en mis manos, el papel que testifica  que ella seguía siendo mi esposa.

  Todo este tiempo la busque, hace un par de años supe que Josh se comunicaba con ella, pero después sólo desapareció. ¿ Aún seguía odiandome tanto para no hablar siquiera con su hermano?

La vi entrar con una nena cogida de su mano, está se soltó de su agarre y corrió dentro de la cocina del  restaurante, ella solo se quedó observando a la  pequeña con una enorme sonrisa, me sorprendí ¿ Acaso había logrado ser madre..? Me hervía la sangre de solo pensar que pudo haberse realizado con otro hombre. Si era así, no había posibilidad con ella.

- ¡Jim! - hablo llamando la atención del chico en la caja - Qué tienes para mí?

- Maddy, la señora - dijo señalando a una señora con cara refunfuñona - No le llegó la orden en tiempo estipulado.

- si señorita - la señora se acercó a ella - ¡la orden estaba para una hora y llego media hora después! - movia sus manos exacerbada.

¿ Solo media hora? Por qué peleaba si solo era media hora, supongo que igual se comió su orden.

- Me disculpó por eso señora, debo suponer entonces que viene por la  retribución que hace las políticas del restaurante, si no me equivoco.

- Por su puesto que vengo a eso - Maddy apretó sus labios, ya conocía ese gesto, intentaba no reír. Eso causó en mi una risa.

Caminó hasta ponerse detrás de la caja - Con gusto tomo su nuevo pedido - le ofreció una mirada cálida a la señora

-oportunista - dije para mis adentros, ese tipo de personas me fastidiaban.

- voy a querer.... - la señora hablaba y hablaba y ella oprimía botones en la caja.

- Su orden saldrá aproximadamente en 20 minutos, si gusta tomar asiento y uno de los meseros la atenderá.

La señora se sentó en una de las mesas apartadas  y Maddy se giró para hablar con el chico. Me levanté y tome camino hacia la caja.

- La felicito, es un excelente restaurante - su cuerpo se tensó - Pagaré con tarjeta.

Luego de unos segundos se giró, ahora mantenía  su cabello largo, con las puntas onduladas, estaba más hermosa, su rostro y su cuerpo me daban ganas de lanzarme y abrazarla. La vi flaquear por un segundo, pero luego se recompuso.

- Me alegra que haya disfrutado de nuestros servicios - decía como si no me conociera

Ofrecí mi tarjeta y en un par de movimientos se cobro mi pedido.

- Que tenga buen día - dijo entregandome de nuevo la tarjeta

Sus ojos querían ganar nuestro duelo de miradas, no bajaba la guardia.

- Ha pasado mucho tiempo- hable sin bajar la mirada

- Así es - desvío su mirada - Que tenga un buen día señor Walker - se giró tratando de evadirme.

- No podrás huir esta vez - dije demandante.

Detuvo sus pasos y se giró de nuevo - ¿qué te hace pensar que hui?

- Eso parecía - guardé mi tarjeta

- pues, no fue así. Solo volvía a casa - apoyo su cadera en el mostrador - ¿ Desea pedir otra orden señor Walker?

- Recuerdo que tú casa no estaba en Roma - alce mi ceja y asentí con la cabeza - No cambies el tema

- A que has venido? - ya empezaba a tutearme.

- He venido por ti...


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