14

692 10 6
                                    

*Hola! Antes de empezar con el capítulo se me ha ocurrido dejaros por aquí la música que escuchaba mientras lo escribía. Creo que le va bastante bien, como una especie de banda sonora mientras se lee. Es de Mon Laferte, por cierto. Si os gusta la idea  para otras veces, decidmelo en comentarios. Gracias!! Lur*

                  ***

Max sale del aeropuerto, maleta en mano y se detiene justo al pisar la acera de la calle. No sabe muy bien a donde ir, no sabe con certeza en que hotel se queda Blanca, no sabe su habitación, ni siquiera la ha avisado. Tuerce los labios y aprieta el asa de cuero de la maleta. Mira a derecha e izquierda y vuelve a entrar al aeropuerto. Echa un vistazo rápido a todo lo que le envuelve y busca con cierto nerviosismo una cabina de teléfono. No está seguro de lo que va a hacer pero no le queda otra. Da con una al otro lado del edificio y se afana por llegar a él, deshaciendo todos los pasos que ya había dado. Justo antes de llegar un señor de mediana edad, vestido de traje, con abrigo y sombrero, se le adelanta.

—Mierda...

Suspira tras él mientras mueve su pie derecho, dando cortos golpes contra el suelo, y mira en varias ocasiones su reloj de muñeca. No parece que aquel hombre vaya a terminar. Mira a los lados, no ve a nadie a quien poder preguntar por otro teléfono. Espera unos minutos. El señor habla con su mujer, le dice que está bien, que ha llegado a su hora y que se marcha al hotel. Max rueda los ojos y toma aire. Por fin el hombre cuelga el teléfono, coge su maleta y se marcha. Max deja la suya en el suelo con velocidad, coge unas monedas y las echa en la ranura de metal de la máquina mientras coloca el auricular en su oreja. Abre con la otra mano la guía telefónica que todas las cabinas solían tener a mano, rebusca un número en concreto y lo marca con decisión. Escucha un par de pitidos rápidos que dan paso a la línea habitual. Alguien lo coge.

—Galerías Velvet, ¿Dígame?

—Hola, buenos días. Mire, mi nombre es Maximiliano y le llamo desde la empresa de Publicidad Talbot de Barcelona. Hemos recibido información sobre la apertura de Velvet en Sevilla.

—Sí...—escucha la duda e incredulidad de la mujer al otro lado del auricular.

—Tenemos a uno de nuestros trabajadores allí para encargarse personalmente de cubrir esa apertura, con la consiguiente entrevista a Macarena Rey.

—Disculpe, pero yo creo que eso no está autorizado...¿Cómo saben de esa apertura?

Max traga saliva y mira a su alrededor. Una mujer espera tras él. Le sonríe y vuelve a centrarse en el teléfono.

Barcelona, 1968.Where stories live. Discover now