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Pilar observa a Blanca con atención, clava sus ojos en ella, analizándola detenidamente, centímetro a centímetro, sin dejar escapar ningún detalle. Muy en el fondo sabe que, si no fuese por el odio que siente hacia ella, se podrían haber llevado bien, no son tan distintas después de todo. Pero el orgullo la lleva a negárselo a sí misma. Después de tantos años no es el momento para empezar a llevarse bien. Blanca se sienta a su lado, en una esquina de la cama, sabe que está siendo analizada por Pilar pero poco le importa ya, ella también lo hace aunque de un modo mucho más sutil, que pasa prácticamente inadvertido. Es una técnica que ha ido perfeccionado con el tiempo, la de mirar sin que la vean a ella. Apoya sus manos sobre sus rodillas y suspira. Ninguna de las dos se atreve a dar el primer paso pese a lo directas que ambas habían sido tan solo unos momentos antes.

—¿Cómo está Esteban?—se atreve por fin Blanca después de pensarse mucho la pregunta.

Pilar desvía la mirada de ella, solo mientras se quita la chaqueta y la deja sobre la cama.

—Está bien. Ya le hemos puesto solución a lo suyo. Hoy mismo estará en la calle. Cuéntame todo lo que pasó, sin rodeos.

—Esteban mató a Miguel. Eso fue lo que pasó.

—Eso ya lo sé. Lo que quiero saber es por qué lo hizo. No quiere hablar conmigo. Deduzco que por ti, pero necesito saberlo. No es fácil sacarle de ese lío con la Brigada, es un caso muy grave.

—Miguel iba a detener a Eduardo, y bueno...a Max y a mi también. Esteban llegó de la nada y lo mató, le disparó sin pensarlo dos veces. Eso es todo.

Pilar no dice nada. Eso que Blanca le cuenta no le sirve en absoluto, eso ella ya lo sabía. Pero deduce que no podrá sacarle nada más, que ella no sabe más de lo que dice. Por una extraña razón, se fía de ella. Se pone en pie y coge su chaqueta, dejándola perfectamente doblada sobre su antebrazo.

—No hagáis nada, ninguno de los tres. Es un consejo que te doy.

—¿Tú dándome consejos? ¿Dónde se ha visto eso?—ríe Blanca, irónica—. ¿Qué has pactado con Godó? ¿Qué os habéis prometido mutuamente? Porque os conozco a los dos más de lo que me gustaría. Y ahora soy yo la que quiere saber. ¿Por qué habéis parado Velvet Sevilla? Queríais apartarme del proyecto de Macarena, dejándome aquí, ¿verdad? Y a ser posible, detenida. Perdóname, Pilar, pero no me fío de tus consejos.

—Eso de Godó no tiene nada que ver conmigo. Él no quería que Macarena montara eso en Sevilla. Se enteró de todo este lío que estáis armando y vio la ocasión perfecta. Nada más.

—¿Nada más?—pregunta Blanca elevando la voz algo más de la cuenta—. Así que fue idea de Godó que la Brigada nos detuviera a los tres y problema resuelto.

—Godó tiene muchos contactos y muchas influencias. Lo tenía fácil. Hablar con la persona indicada y listo.

—Esto es de locos...Mira, Pilar, voy a ponerle solución a esto. Aunque tú, Godó o quien sea se ponga de por medio. Voy a conseguir que mi hijo sea libre y que acabe toda esta pesadilla. Que pueda volver a España sin que sea detenido.

—No lo vas a conseguir. En España le siguen buscando.

Blanca se dispone a responder pero tres golpes en la puerta la detienen. Se pone en pie, sin dejar de mirar de reojo a Pilar, que dirige su mirada a la puerta. Ella abre con pesadez, esta vez tiene que ser uno de los dos, no le queda otra. Eduardo aparece al otro lado, con las manos en los bolsillos, con total tranquilidad, silbando una canción.

—Madre, Max ha ido a llamar por teléfono y como no sabía muy bien qué hacer...

Eduardo se detiene en el momento en que se da cuenta de que su madre no está sola en la habitación. Hay otra mujer con ella que le observa con unos ojos profundos que se clavan en él como si fueran a dañarle.

Barcelona, 1968.Where stories live. Discover now